Cronista por vocación y no por empleo, Luis Antonio Franco Acosta es un incansable hombre que se ha dedicado por más de 15 años a recolectar los relatos populares de su tierra, Poncitlán, Jalisco.
Él conoce todas, desde la leyenda de Ponzehuí, en la que narra cómo los aztecas fueron quienes fundaron Poncitlán, hasta la leyenda de cuando el diablo bailó con la la hija de un hacendado; mismas que han sido contadas por adultos mayores a los más jóvenes.
“Era común que la gente no tuviera televisión. Solía sentarse a platicar por las noches y contar historias a los niños.” Luis Antonio era uno de esos pequeños.
Había muchas historias por contar, pero fue su tío, nacido en 1889, del que le aprendió grandes anécdotas que poco a poco fue escribiendo, hasta lograr una recopilación que luego publicó en 2002, con el nombre de Historias y Leyendas de Poncitlán.
Dicho libro que contiene la tradición oral del municipio, que arropa imaginarios de este pueblo de la Región Ciénega.
¿Cómo fue el proceso para recopilar todas las anécdotas de tu obra?
Surgió porque cada mes publicaba una leyenda en la revista llamada Vida de Poncitlán.
De lo que recordaba iba escribiendo mensualmente un texto y al final, como muchas personas conservaban la revista, decidí reunir todos para que la gente pudiera acceder a éstos (hasta publicar su libro).
¿Qué dificultades lleva escribir sobre leyendas de un pueblo?
Cada que termino una historia encuentro más información, entonces debo agregarla.
Existen muchas historias que sucedieron en Poncitlán y que no hay gran registro de ellas en libros.
Un ejemplo de ellos es el fusilamiento al sacerdote Miguel Pérez Rubio por parte del caudillo Pancho Villa y que pocos saben que cruzó por estas tierras.
¿Cómo obtienes esos pequeños rastros para conocer esas historias ocultas?
Es cuestión de preguntar con los habitantes. Ellos conocen las historias.
Después de saber lo de Pancho Villa fui con un tío que me confirmó el cruce del caudillo por la ciudad, después fui al cementerio y justo estaban las tumbas del sacerdote y de Tomás A. Morales, un militar contrario de Villa.
Grandes historias y personajes han pasado, muchos borrados por el paso del tiempo, pero otros más, enmarcados por el recuerdo de unos pocos, o escondidos, como el arribo de Pancho Villa a Poncitlán.
Entre los habitantes que poco a poco se van, se llevan consigo toda la historia de un pueblo, que algunos insisten en no dejarla morir.
Fotografías: Iván Serrano Jauregui, Biblioteca Pública Agustín Yáñez de Poncitlán