“No hay una foto que valga la vida, ni un medio que la merezca”, es lo que piensa Rafael Durán luego de haber publicado su libro Clave 11. Diario de un fotógrafo de nota roja, donde describe esta parte del periodismo, y los riesgos que conlleva. 

Después de 30 años de trabajo, distintos cuestionamientos llegaron a su mente luego de haber experimentado los riesgos de cubrir esta clase de temas, y cuando vio vulnerada su integridad, decidió retirarse.

En su libro, Durán Ortíz toma como fuente principal sus vivencias para lograr en 12 capítulos comunicar al lector esas experiencias entorno a la inseguridad de las calles, de las comunidades, del país en general, mientras se ejerce el periodismo en este ámbito.

Cada capítulo comienza con una descripción en primera persona, para después, ir a la tercera persona, y relatar cada historia que, si bien mantienen cierta ficción, nacen de la vida real.

“El libro tiene el día a día de un fotógrafo de nota roja, de un ser humano que hecha desmadre, que llora por muertos que no son suyos”

Resaltó personajes “clave”, como “el editor Sangre”, o como “Milton”, de la funeraria “Faltas tú”. 

“Es lo que uno se encuentra, la aventura del día a día, con la cobertura de nota roja (…) desde un perrito rescatado de un pozo, hasta personas calcinadas por el tema huachicol”.

El origen de las ideas

Este libro surgió cuando Durán no sabía como manejar las emociones luego de haber decidido dejar la cámara de lado por su seguridad.

Fue parte de un proyecto de protección a periodistas y eso, que era lo que más disfrutaba quedó de lado. Es por eso, que este libro es una “una forma de catarsis”.

“Existía esa necesidad después de ver tanta sangre y de contar historias, entonces así nace el texto de Diario de un fotógrafo de nota roja”.

“Tiene más implicaciones porque no tiene uno la formación literaria, académica para poder armar un libro, para poderle dar forma”.

Pero gracias a que pertenece a la Colectiva Click fue posible lanzar este libro, pues con ellos se encarga de diversas acciones vinculadas al desarrollo editorial y social.

Este grupo, que busca proteger a niñas y niños de la violencia que se vive en las calles, y que tienen programas de promoción de la lectura, editó, diseñó y lanzó la publicación.

Y cabe resaltar que esa no ha sido la única presencia de Rafael Durán en la colectiva, pues participa activamente con otras facetas.

También tiene un personaje enmascarado, con lo que imparte mensajes a las comunidades sobre cómo la fotografía funciona como una herramienta de cambio en la sociedad.

La nota roja y un cambio en su vida

Después de alejarse del periodismo de seguridad, lo que Durán Ortíz ha dimensionado se relaciona al papel que ocupa la “nota roja” entre las personas, y en su vida.

“La nota roja es el único lugar que tienen el pueblo, los de abajo, que tenemos los jodidos para poder aparecer en la historia, porque de otra forma nunca vamos a aparecer”.

Para él “el único lugar que tenemos para poder ser parte de la historia es la nota roja lamentablemente, pero para el fotógrafo de nota roja contar esas historias creo que es un reto, y el principal es el de la seguridad”.

Actualmente, ya sin la actividad periodística que mantuvo durante décadas, vive en la sierra de Puebla, ahí se refugió en las montañas.

“Vivo ahora en un bosque de niebla, haciendo trabajo comunitario por infancias libres de violencia”.

Y además del personaje enmascarado que desarrolla, siembra árboles frutales, y es parte de la dirección de una biblioteca comunitaria que se llama “Eduardo Galeano” en la sierra, que se nutre de libros propios y donativos.

La necesidad de diálogo para mejorar

En este punto de su vida, para Rafael Durán la nota roja se ha transformado, pues considera que ya es un formato del que las personas hablan con mayor apertura, aunque también siente que no se le da la importancia debida aún.

“Creo que somos todos hijos de la nota roja, todo el mundo habla, es un tema muy árido, todo mundo habla de la nota roja, del morbo”.

Pero para que exista un mayor crecimiento en quienes se dedican al periodismo de seguridad, y de igual forma en las audiencias, una de sus insistencias está en el que se mantenga el diálogo entre comunicadores y consumidores de la información.

“Ahora (la nota roja) ya alcanzó ese brazo de la inseguridad, alcanzó esferas donde ni se imaginaban, ahora ya buscan que se publique, pero ya en un rollo más de indignación, de inseguridad” 

Y también agregó: “Anteriormente era una asquerosidad ver esas historias, porque éramos nosotros los jodidos los protagonistas, ahora creo que se ha agrandado, ahora ya le agarró otro rango social”.

Por ello cree que “se necesita un constante diálogo entre el lector y el comunicador”, porque si no “nos vamos a ir a ese hoyo profundo del que te hablo, porque si no ni me leen, o el otro ni siquiera me mira”.

“Creo que lo importante para la construcción de cualquier mundo es el diálogo, sin diálogo el periodista va a seguir caminando solo porque si no no hay quien lo lea, lo compre, o le crea, eso está muy fuerte, y muy de todos los días, no se cree en el periodismo”,.

Conseguir este libro solo es posible por medio de WhatsApp. El número de contacto es  5578 965106. A causa de la demanda por este material, quedan pocos ejemplares.

Próximamente, el sello de la Colectiva Click, de la que forma parte Rafael Durán, continuará con la publicación de otros libros que ya tiene preparados.


Fotografías: cortesía

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Eladio Quintero Hernández
Reportero de Ciudad Olinka. Estudió Periodismo en el CUCiénega de la UdeG. Ha colaborado para medios como El Descafeinado.