Por: Jonathan Bañuelos y Alexis Covarrubias
Una de las costumbres más populares en México es colocar los nacimientos navideños como parte de la decoración decembrina.
Existe una amplia variedad de estilos, con diferentes tamaños, colores y formas que representan a la Virgen María, San José, los pastores y los Reyes Magos contemplando al Niño Jesús recién nacido.
Lucía Galán Ríos es una de las artesanas jaliscienses que elabora nacimientos navideños.
Las primeras artesanías que hizo fueron como un juego. Cuando era niña veía a su padre y a su abuelo moldear las figurillas de barro y les aprendió el oficio divirtiéndose.
A sus 58 años mantiene esa tradición y fabrica servilleteros, collares, anillos, pulseras, entre otros productos, pero sus favoritos y más reconocidos son los nacimientos navideños.
Nacimientos de Tlaquepaque, tradición familiar
Quienes saben dónde está su taller, en San Pedro Tlaquepaque, la buscan para comprarle. En su sala muestra el trabajo que realiza, aunque también lo exhibe en ferias y plazas públicas.
Todo el año tiene pedidos de nacimientos navideños al mayoreo para distintas partes de México.
Desde octubre se enfoca en aumentar su producción, ya que las fiestas decembrinas se aproximan.
Por temporada navideña, Lucía crea entre 200 a 250 nacimientos. Realizar artesanías es su trabajo y su pasión.
“A mí me gusta, me encanta, no me gustaría que se terminara, porque para mí es un orgullo después de tres generaciones seguir haciendo esto y que siga adelante”.
De colores y tamaños
Su abuelo llegó a hacer piezas de 80 centímetros de altura, pero las costumbres, hábitos y estilos de vida de los clientes cambiaron con los años y ahora optan por piezas más compactas.
Los nacimientos navideños más altos que crea Lucía suelen ser de unos 25 centímetros, pero los predilectos son los pequeños, como de 3 o 4 centímetros, porque, dice, pueden colocarse en cualquier espacio de la casa o la oficina.
Relata que antes cada personaje tenía sus propios colores, como la virgen María en azul con su manto blanco, o el san José en color verde, pero ahora son monocromáticos.
Le gusta usar colores que, recuerda, se han usado tradicionalmente en San Pedro Tlaquepaque para pintar patios o zaguanes, como tonos azules y verdes.
Los detalles de las piezas las resalta en dorado y las chapitas de los personajes las hace con maquillaje.
El Niño Jesús es la pieza más fácil de realizar, comparte, porque usa moldes y es pequeño; mientras que el más “trabajoso” es el ángel, porque hay que sujetarle las alas con alambres.
De cualquier tamaño o color, lo importante es que a las personas les agrade el trabajo que ella realiza.
“De vez en cuando me toca ver que en alguna casa está uno de mis nacimientos, me da mucho gusto eso, que lo aprecien, que les agrade”.
Esa es la mayor satisfacción de Lucía Galán Ríos, una de las artesanas de nacimientos navideños de San Pedro Tlaquepaque.
Fotografías: Jonathan Bañuelos