#bitacoradeviajedeunloco


A mucha gente le encanta la temporada de lluvias; algunos la esperan con ansias, como los campesinos.

Sin embargo, a mí me trae malos recuerdos de mi niñez; ya que de niño vivía en una casa que estaba en la esquina donde se juntaban las aguas pluviales de las cuatro calles.

En sí el problema recaía que nuestra casa estaba a desnivel más o menos medio metro —bueno eso calculo a esta edad, porque de chico lo sentía que era mayor su profundidad— bueno, el punto es que al juntarse las corrientes se hacía un gran charco que llegaba hasta la puerta de la casa y se empezaba a inundar.

Ahí nos tenías a mi hermano, mi mamá y yo tratando de sacar el agua de una manera u otra; había veces que nos llegaba a las rodillas. Me acuerdo claramente de algunas cosas de la casa flotando entre nosotros.

Lo que más recuerdo es que nos tocaba lidiar muchas veces con esta situación a mi hermano y a mí porque mamá salía de trabajar tarde.

La solución al problema, después de muchos intentos fallidos fue hacer un tipo de dique en la puerta de la casa y así evitar que se metiera. Era algo incómodo pero funcionó al final de cuentas.

Años después tuve la oportunidad de estar en Protección Civil en Tuxpan, Jalisco. Ahí nos teníamos que preparar para cada una de las temporadas y la de lluvias no era la excepción.

En esta época lo más común eran los deslaves y las inundaciones en el paso a desnivel que está debajo de las vías del tren.

Para ser sincero, me daba mucha angustia está época ya que había veces que los deslaves
eran comunes, en especial en la carretera libre Guadalajara–Colima; en esa zonas grandes piedras caían y tapaban la carretera en especial en el tramo Atenquique-El platanar.

A pesar del peligro que representaba esto teníamos que monitorear las carreteras y señalizar en caso necesario para que los viajeros no corrieran algún riesgo.

En la actualidad solo han quedado como recuerdos, trato ya más de disfrutar las lluvias
acompañado de una taza de café (cuando se puede).

De todos modos le tengo mucho respeto a las lluvias porque en cualquier momento puede suceder algo grave si uno no está preparado para ello.

Hoy tomo un poco de té negro con un pedazo de chocolate —así me lo enseñaron a tomar— si llegaste a estas líneas, gracias por leerme.


Fotografía: cortesía Universidad de Guadalajara/Gustavo Alfonzo

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  • Alan Arenas

    Colaborador en la columna "Cultura Volátil". Gestor cultural, promotor de la lectura y narrador oral del Sur de Jalisco. Ha colaborado para Radio UdeG Zapotlán el Grande, El Suspicaz, Letra Fría, Decisiones, entre otros medios de comunicación.

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Alan Arenas
Colaborador en la columna "Cultura Volátil". Gestor cultural, promotor de la lectura y narrador oral del Sur de Jalisco. Ha colaborado para Radio UdeG Zapotlán el Grande, El Suspicaz, Letra Fría, Decisiones, entre otros medios de comunicación.