La imagen del mayor benefactor de Guadalajara, Fray Antonio Alcalde y Barriga, fue la fuente de inspiración de un artista que durante el siglo pasado se encargó de difundirla por medio de obras de arte, este hombre fue el guanajuatense Benito Castañeda Castañeda (1920-2004).
La escultura más importante de este autor es la de Fray Antonio Alcalde, que se encuentra sobre un pilar en el Jardín del Santuario de Guadalupe –que será movida al paseo peatonal de la avenida Alcalde que se construirá en el Centro Histórico de Guadalajara– y cuya réplica, a menor escala, ahora se exhibe en el Museo de la Historia de la Medicina, gracias a los trabajos de la Asociación Cultural del Hospital Civil de Guadalajara.
Se trata de la representación en cuerpo completo de Fray Antonio Alcalde esculpida en piedra; esta escultura fue resguardada durante años por los hijos del artista plástico, quienes dieron la autorización de que fuera restaurada y exhibida en el museo, esto gracias a las gestiones del director del museo, Guillermo O’Leary Kirchner.
La escultura muestra a un Alcalde alerta y de edad avanzada, ya que a Guadalajara llegó como obispo a los 70 años de edad, y con el atuendo religioso del siglo XVIII.
A Fray Antonio Alcalde se le reconoce la creación del Hospital Real de San Miguel, hoy Hospital Civil, el Santuario de Nuestra Señora de Guadalupe, el Sagraria Metropolitano, el convento de Capuchinas y la fundación de la Real Universidad de Guadalajara.
Se puede apreciar esta escultura en el Museo de la Historia de la Medicina, que se encuentra anexo a la Antigua Escuela de Medicina de la Universidad de Guadalajara, y que está ubicado en calle Hospital 320, esquina Belén.
Por su obra que distingue al Teatro Degollado, fue reconocido el Premio Honor al Mérito, por parte del gobernador Agustín Yañez y el presidente Adolfo López Mateos.
El legado de Benito Castañeda
Las obras de Castañeda son testigos de la cotidianidad tapatía; sin embargo muchos no identifican que fue él quien las creó; entre las más admiradas se encuentran La Alegoría de Apolo y las Nueve Musas, que es la fachada escultórica del pórtico del Teatro Degollado, y las piezas de bronce que están en la entrada del Templo Expiatorio.
Fotografía: Adriana González / Universidad de Guadalajara