Lilia Oliver, doctora e investigadora en Ciencias Sociales, es autora del libro Rojo autlense. La grana en Autlán 1548-1817, una investigación sobre la grana cochinilla (dactylopius coccus), que se usó para teñir telas en la época prehispánica y en la Nueva España.
El título ofrece detalles de la importancia de este producto, utilizado para la producción textil principalmente, pero también para obras artísticas y utensilios artesanales.
Si bien en entidades como Tlaxcala u Oaxaca se ha producido este colorante en mayor medida, gracias a la investigación de la doctora Oliver se sabe que el municipio de Autlán, Jalisco, es uno de los pocos lugares en México con esta particularidad.
Los estudios mostrados en este libro exponen que desde la época colonial Autlán fue una de las regiones con importantes aportaciones del colorante rojo carmín en la Nueva España.
Y estas producciones satisficieron la demanda de la capital del reino, y cumplieron con las exportaciones que se realizaron a Europa.
Además es un colorante que, desde antes de la llegada de los españoles, las comunidades ya recolectaban y utilizaban.
El nombre científico del insecto, de donde se obtiene el colorante es dactylopius coccus, y su hábitat se encuentra en los nopales. Sólo el sexo femenino es el que lo produce.
La grana, un seguimiento historiográfico
La doctora Oliver realizó un seguimiento documental e historiográfico para saber desde cuándo en el municipio de Autlán, se extraía de los nopales la grana cochinilla.
Con sus investigaciones confirmó que además, en las poblaciones que existían a los alrededores como Tecomatlán o Nochistlán, ya se cultivaba el nocheztli, que significaba “sangre de tuna”, que es este colorante.
También encontró que desde el siglo XVIII ya aparecía en documentos oficiales el término “grana”, agregado al nombre de Autlán.
La grana cochinilla al ser exportada a Europa, de acuerdo con las investigaciones de la doctora Oliver, fue utilizada por pintores de la época como Diego Velázquez, quien la utilizó en la famosa obra Las Meninas.
La pasión y el amor por esta investigación
La autora de Rojo autlense. La grana en Autlán 1548-1817, explicó que los resultados de sus investigaciones surgen de su labor como historiadora y “de la pasión y del amor”.
Y al escuchar a su madre decir que nació en Autlán de la Grana, desde su infancia, fue que despertó una curiosidad por saber más sobre la grana cochinilla.
“Yo me preguntaba qué es la grana, y esto viene del amor, es un trabajo dedicado para honrar la memoria de mi madre y de mi padre”.
La doctora Oliver comenzó a adentrarse en el descubrimiento de la grana cochinilla cuando realizó su tesis de licenciatura, donde enfrentó algunas complicaciones.
Al no tener acceso a un libro que le era esencial, y que solo se encontraba en la Ciudad de México, fue su padre quien se encargó de traerlo a casa.
“Viajó toda la noche, compró el libro, y regresó al otro día”.
Por todo esto, “esta es una historia apasionante”, mencionó la investigadora sobre este colorante natural, que después del oro y la plata, era el más comercializado en la época colonial.
Este libro se presentó en la Feria Internacional del Libro de Guadalajara, y es una de las obras de la editorial CUCosta Sur Grana, de la Universidad de Guadalajara.