Dos niños judíos burlan a los nazis

El filme "Un saco de canicas" cuenta una entrañable historia que supera lo convencional acerca de la Segunda Guerra Mundial

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Las películas que abordan o retratan la Segunda Guerra Mundial suelen ser predecibles. Pareciera que sólo hay de dos sopas: narrar las peripecias de los supervivientes al régimen nazi o contar el ocaso de estos últimos.

El final que retratan es casi el mismo, la caída de la Alemania nazi y la alegría que trajo ese suceso a los pueblos sometidos y al resto del mundo.

Por ello, el principal reto de una producción de esta temática bélica es contar una nueva historia que nos envuelva y nos haga sentir –otra vez– una oleada de emociones.

Un saco de canicas (Un sac de billes. Francia, 2017) logra ese cometido: crear una conexión emocional con sus protagonistas, vivir con ellos cada uno de los obstáculos, tristezas y alegrías que atraviesan, de tal suerte que durante más de dos horas olvidas que el final puede ser predecible y disfrutas de la película en cada momento.

Basado en el libro autobiográfico de Joseph Joffo, el filme narra cómo dos niños judíos cruzan Francia para estar a salvo del régimen nazi que amenaza con exterminarlos.

Para llegar a un poblado aparentemente seguro, tendrán que dejar atrás a su familia y confiar en las personas que se topan en su camino. Aunque un exceso de confianza les pueda costar la vida, un par de mentiras los pueden salvar.

Dirigida por Christian Duguay, la película resulta ser una obra conmovedora, al mismo tiempo que retrata aspectos que permanecen vigentes como el racismo, la discriminación y el odio, sentimiento que se inserta por igual en soldados nazis como en personas comunes que resistieron la guerra.

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