Mesa con libros, Ricardo Venegas de pie y cuadros que cuelgan en una pared.


Una tupida lluvia de invierno provoca un intenso frío, pero en Rapa Nui se percibe el “calorcito de hogar”, como dice Ricardo Venegas. 

Él está frente a una mesa redonda de madera con amiguitas y amiguitos, como llama a colaboradores y clientes, estudiantes de la Preparatoria 7 que cruzan la avenida Tesistán para llegar a este restaurante.

Grecas prehispánicas rojas pintan una cenefa que divide en horizontal las paredes del establecimiento. La parte baja es azul cielo, y la superior color pistache. Cuelgan cuadros alusivos a culturas ancestrales de México y de diferentes animales.

Está enmarcada también una imagen de María Sabina, una de Emiliano Zapata y otra más de Ricardo Flores Magón de perfil, en magenta, con una frase en letras blancas:

“No son los rebeldes los que crean los problemas del mundo, son los problemas del mundo los que crean a los rebeldes”. 

Ricardo Venegas, pantalón de mezclilla, chamarra azul marino con líneas tintas a lo largo de las mangas, boina oscura sobre su cabeza y expansores negros en ambas orejas, narra cómo Rapa Nui, un local para promover el vegetarianismo, se convirtió en un espacio que impulsa proyectos culturales, autogestivos y comunitarios.

Un estante exhibe libros

Alimento para el cuerpo y alma

Hace 20 años vendía comida vegetariana para llevar en un local frente a la Preparatoria 12 de la UdeG, en la colonia Olímpica de Guadalajara. En su barrio, La Aurora, atendía un ciber café-galería a la que llamó Los Nadie, en referencia al poema del escritor uruguayo Eduardo Galeano, donde exhibía pirograbados que hacía con su hermano Salvador. 

Encontró tres después, frente a la Preparatoria 7, en La Tuzanía, en Zapopan, el espacio ideal para combinar ambas actividades. Son ya 17 años de Rapa Nui.  

Mantenerse ha sido un reto, y en el camino ha tenido que mutar. “La gente escuchaba ‘verduras’ y parece que se asustaba”, y por ello ya vende alimentos con pollo, jamón y peperoni. 

En su menú hay ensaladas, quesadillas, molletes, baguettes, sincronizadas, hot cakes, burritas, sushis, pizza, lonches, café, tés, chocomilk, chocolate, entre otros alimentos. 

Desde Rapa Nui también promueve talleres de literatura, charlas, eventos sobre psicología, sesiones de yoga, ciclos de cine, reuniones laborales y esporádicos toquines. 

“Es un espacio para encontrar alimento físico, intelectual y espiritual, un lugar reconfortante que permite que venga gente con sus problemas y encuentre un refugio”.

Además, buscando otra fuente de ingresos, decidió vender libros, fanzines de contenido político, social y ambiental, revistas, ropa de marcas independientes, pines, vinilos y artesanías. 

Frente a mesas de madera, o en cómodos sillones, los bachilleres, solos o en bola, pasan el rato de sus recesos, las entre clases, los desayunos; entre pláticas sobre sus materias escolares, compañeros y maestros; con un libro que los hipnotiza

Cuadros cuelgan de una pared y artesanías mexicanas sobre un mueble

Una isla en un mar de concreto

La banda británica de punk Cock Sparrer y, más tarde, Los Espíritus sonorizan la narración de Ricardo Venegas, convencido de que este establecimiento le brinda un “calorcito de hogar” a los clientes, jóvenes que buscan una alternativa ante la ola que hegemoniza todo a su paso: las ideas, los estilos de ser y vestir, a la música misma. 

“Es común que venga gente con sus problemas y encuentre un refugio aquí, donde sentirse mejor, una buena charla; que se lleve unas palabras de aliento, o un abrazo, un lugar reconfortante que les permita descansar y seguir adelante con sus cosas”. 

Su “cuate” Gerardo Gavilán García Barajas fue el que nombró este lugar como Rapa Nui, una remota isla en el Pacífico Sur, pues le parecía que era un “pedacito” alejado de lo cotidiano. Aunque al mismo tiempo permite acercarse con otras personas. 

“Hacer más comunidad, saludarnos, conocernos, compartirnos puntos de vista, experiencias, sentires y pensares”, subraya Ricardo Venegas, al añadir que para él lo que más le gusta de su trabajo es la oportunidad de conocer a otras personas

Playeras colgadas en la pared y en un estante, con libros al fondo

En resistencia

En los inicios del establecimiento le consumían a Coca Cola, empresa que les proveía de refrigeradores y mobiliario, además compraban algunos insumos en Soriana, pero han ido cambiando su consumo. 

“Poco a poco hemos ido desplazando a estas grandes empresas y haciendo más autogestivo nuestro proyecto, consumiéndole a esa personita que hace pan, consumiéndole a doña Mary que nos hace unas pizzas muy ricas, consumiédole a un señor que nos trae ate de membrillo, otra chica que nos hace empanaditas de semillas, Chely”.

La importancia de esto es generar una comunidad entre personas que de forma independiente y autogestiva promueven sus productos.

“Nosotros encantados porque promovemos esa filosofía de hacerlo nosotros mismos, autogestivos, de apoyar el comercio local, restarle un poquito de poder, aunque sea en lo económico, a esas multinacionales que creo que no lo necesitan tanto”.

Confesado como un soñador, dice que cuando era joven y se sentía punk quería crear un mundo diferente. Con el tiempo, le llegó “de putazo” la adultez, con sus responsabilidades y gastos, lo que le hizo adaptarse al momento. 

“Ahora vemos que la hidra capitalista tiene un chingo de cabezas, no descansa, está 24/7 trabajando, no podemos contra todo eso. Hoy en día nuestra lucha, nuestra victoria, no es cambiar el sistema, es que el sistema no nos cambie”. 

Mobiliario y vitrinas frente al área de cocina de Rapa Nui, con una mujer cocinando

La utopía como motor

Comparte que, pese a lo desolador que pueden parecer algunos panoramas, hay otros espacios que como Rapa Nui están en resistencia, como Casa Fogata, Casa Árbol, Cuerpos Parlantes y el Rincón Zapatista.

Durante la charla no faltan los amiguitos y amiguitas que se acercan a saludarlo o despedirse cuando van de salida, así como quienes le compraron un boleto de una rifa de libros que promovió por Facebook.

Luego prosigue con la charla, con un puñado de reconfortantes palabras impregnadas de esperanza.  

Ricardo Venegas dice que simpatiza con algunas ideas anarquistas, ya no tanto como cuando era más joven, pero que al final de cuentas aplica diariamente desde su trinchera, y recuerda una frase que, dice, correspondía a Flores Magón. 

Las utopías están chidas y ayudan para seguir caminando. Aunque no logremos siempre el objetivo, nos sentimos cada vez más cerca, y con sembrar una semillita en cada conciencia es una victoria, en algún momento se cosecharán, en el momento adecuado”.

Dónde encontrarlos:

Rapa Nui se ubica en la Avenida Tesistán 387, frente a la Preparatoria 7 de la Universidad de Guadalajara, en La Tuzanía, Zapopan. 


Fotografías: Jonathan Bañuelos

Artículo anteriorOfrenda monumental de cera escamada en Jesús María
Artículo siguientePreocupa florecimiento de algas en Lago de Chapala
Jonathan Bañuelos
Reportero de Ciudad Olinka. Ha trabajado para NTR, Mural, Más por Más GDL, La Jornada Jalisco y Radio UdeG Ocotlán.