El pintor tapatío Gerardo Murillo ‘Dr. Atl’ escribió, años después de los acontecimientos, que fue testigo del asesinato del general Ramón Corona, gobernador de Jalisco, en 1889.

Además, el magnicida era “amigo” del paisajista jalisciense cuando era un adolescente.

El ‘Dr. Atl’ tendría unos 14 años cuando ingresó al taller del pintor Felipe Castro, y el 10 de noviembre de 1889, tras una larga jornada de pintura, salió a un balcón “a mirar la calle de la Maestranza, desierta en aquel momento”.

Avistó a tres hombres que “traían un aire misterioso”, entre ellos su “amigo” Primitivo Ron, al que describió como “un muchacho alto, delgado, muy nervioso a quien le decíamos ‘loco Ron’”.

En el otro extremo de la calle vio al general Ramón Corona y a su esposa Mary Ann McEntee O’Roak, quienes ya casi llegaban a la esquina en dirección al Teatro Principal cuando fueron alcanzados por Primitivo Ron.

Ramón Corona

“Primitivo llevaba la mano derecha metida entre el saco y el chaleco, y al llegar el general junto a él se le echó rápidamente encima y lo acribilló a puñaladas”.

La historia oficial menciona que tras haber matado a Ramón Corona, Primitivo Ron se quitó la vida.

Sin embargo, contraviniendo la versión del suicidio, el ‘Dr. Atl’ narra en una crónica que uno de los individuos que acompañaban a Primitivo Ron en el magnicidio lo mató con un arma blanca.

“Yo estaba paralizado por el terror. Quise gritar pero no pude. Quise bajar corriendo pero mis piernas no me sostuvieron”.

En secreto

El ‘Dr. Atl’ contó a su maestro Felipe Castro lo que había visto y éste le sugirió callarse y guardarse el testimonio para no meterse en problemas. Y así lo hizo.

Calle de Maestranza en el Centro de Guadalajara, donde desde el balcón, el ‘Dr. Atl’ asegura haber visto el asesinato de Ramón Corona. Fotografía: Jonathan Bañuelos

Al paso del tiempo se enteró que el corazón de Primitivo Ron se conservaba dentro de un frasco en una sala del Hospital de Belén y quiso verlo.

Fue al hospital acompañado de un amigo y en una sala encontraron lo que habían ido a buscar.

Ahí, un hombre de ojos “penetrantes y malévolos” daba la explicación a los asistentes sobre el suicidio de Primitivo Ron, lo que indignó al ‘Dr. Atl’, quien quiso corregirlo.

Su amigo lo notó y le advirtió que si hablaba lo más seguro es que su corazón terminaría en otro frasco con alcohol.

“Yo me callé cobardemente, desde entonces, y hasta hoy cuento la historia”, narra el pintor y vulcanólogo jalisciense en sus Cuentos de todos colores de 1933.

‘Dr. Atl’, en la Rotonda de los Jaliscienses Ilustres. Fotografía: Jonathan Bañuelos

La versión oficial

La narración del ‘Dr. Atl’ es retomada por el escritor Carlos Monsiváis en su antología de crónicas A ustedes les consta, en un apartado sobre crónica policial del siglo XIX, precedido por un texto de Luis Pérez Verdía sobre el mismo caso.

La versión del funcionario es distinta a la del ‘Dr. Atl’ y sostiene que Primitivo Ron se suicidó.

Detalla que Corona, su esposa y su hijo Carlos, se dirigían al Teatro Principal a la representación de Los mártires de Tacubaya por la calle de Pedro Moreno y dieron vuelta a la derecha por Degollado.

“Cuando casi llegaba a la del Carmen (hoy B. Juárez) cerca de la esquina, fue violentamente agredido por la espalda”.

Las heridas que sufrió Corona fueron de tal magnitud que por la mañana del 11 de noviembre de 1889 “exhaló el último aliento a los cincuenta y un años de edad”.

Primitivo Ron, a quien se le acusó de asesina al gobernador Ramón Corona

Pérez Verdía dice que Primitivo Ron también hirió a Mary Ann McEntee O’Roak y después se autolesionó hasta quitarse la vida.

El magnicida tenía 22 años y fue director de la “Escuela de Mezquitán”.

En su ropa hallaron una carta suicida que “revela su demencia y el pernicioso influjo del más desconsolador materialismo en su espíritu herido por la ambición y el desengaño”.

En la misiva, expresa signos de depresión, y confiesa que se llevará al sepulcro al entonces gobernador de Jalisco.

“Que muera para que escarmienten todos los gobernadores de los estados de la República y todos los gobernantes del mundo”.

Cruce de las calle de Degollado y Pedro Moreno, donde se cuenta que asesinaron a Ramón Corona. Fotografía: Jonathan Bañuelos

Teoría conspirativa

El maestro en Historia por la UNAM, Ricardo Cruz García, considera que fue el ‘Dr. Atl’ el responsable de avivar la teoría conspirativa del asesinato de Ramón Corona, al sugerir en su texto la participación del presidente Porfirio Díaz.

Además, el también vulcanólogo colocó en tela de duda el suicidio de Primitivo Ron, al “magnificar el suceso” y cuestionar cómo un individuo pudo provocarse cinco puñaladas en el corazón.

Además, Cruz García añade que el ‘Dr. Atl’ refirió de manera errónea el lugar del atentado, al mencionar la calle de Maestranza del lugar de la de Degollado.


Fotografías: Jonathan Bañuelos

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Jonathan Bañuelos
Reportero de Ciudad Olinka. Ha trabajado para NTR, Mural, Más por Más GDL, La Jornada Jalisco y Radio UdeG Ocotlán.