La reciente creación literaria de Ernesto Lumbreras, Un relámpago bermejo, ha partido del canto IV del infierno de La divina comedia, el clásico de Dante Aliguieri representado en el mural de la bóveda del Teatro Degollado.
Fue el arquitecto tapatío Jacobo Gálvez, el encargado de diseñar el conocido teatro, y en él, de plasmar en su amplia bóveda ese mural de ángeles, nubes y relámpagos: El canto dedicado al Limbo.
En la pintura también trabajaron Gerardo Suárez y Carlos Villaseñor, en 1861, durante la Guerra de Reforma.
La propuesta del escritor de Ahualulco de Mercado busca hacer un recorrido por los significados de la Divina Comedia y lo que concentra un mural como el de Gálvez.
Este mural, como él considera, da una posición particular a Guadalajara internacionalmente, por poseer el único homenaje a la Divina Comedia de tal magnitud en toda Latinoamérica.
Esto a partir de una investigación histórica hecha por Lumbreras, a través de los versos del IV Canto del autor florentino del siglo XIV.
Entonces el libro se convierte en la muestra de los vínculos de la literatura de Italia y la expresividad cultural jalisciense.
En la obra se muestra el proceso de construcción del teatro y del mural, del contexto histórico que sitúa al antiguo teatro en la guerra, así como las razones de su nombre, inspirado por el entonces gobernador de Jalisco Santos Degollado.
Guadalajara, la ciudad dantesca
Con tales razonamientos, basados en el vínculo cultural de Guadalajara con la máxima obra de Alighieri, es que Lumbreras define a Guadalajara como una “ciudad dantesca por excelencia”.
“Hago esa lanzada de Guadalajara ciudad dantesca, o la ciudad dantesca por excelencia del continente americano, porque desde mi escaneo continental, solamente Buenos Aires pudiera discutir esa denominación”, señaló.
También, Lumbreras insistió en un hermanamiento de Guadalajara directamente con Florencia.
“Esta provocación mía o invitación, si se le toma con cierta seriedad de una declaratoria de un hermanamiento entre Guadalajara y Florencia, pues también hay otros asuntos que podemos poner en la balanza“.
Como una muestra de un hermanamiento, recordó a Guillermo Fernández, poeta y traductor tapatío que se encargó de dar traducción a literatura italiana.
Y en estos aportes para la multiculturalidad, señaló de Fernández, que la “coronación de su trabajo como traductor tiene que ser tarde que temprano La divina comedia”.
El reciente libro de Ernesto Lumbreras fue publicado por ediciones Typo Taller, y fue seleccionado en el programa de subsidios a editoriales de Guadalajara Capital Mundial del Libro.
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Fotografías: Eladio Quintero, Secretaría de Cultura de Jalisco