Desde 2017, Gabriela Cervantes encabeza el colectivo Unidos por Jardines de la Paz y Colonias Aledañas, agrupación vecinal que defiende el Parque San Rafael, al Oriente de Guadalajara, de obras del ayuntamiento tapatío y de desarrollos inmobiliarios.
El trayecto no ha sido sencillo y tanto ella como sus vecinos han tenido que lidiar, resistir y combatir en la lucha social y legal a las autoridades.
Manifestaciones, marchas, charlas informativas, difusión en redes sociales, entrevistas en medios, son algunas de las actividades emprendidas para alzar la voz, ante la amenaza que les rodea.
Sin embargo, la convivencia vecinal, como una gran familia, los mantiene unidos y fortalecidos.
Sobre esto nos comparte Gabriela, en entrevista para Ciudad Olinka:
¿Cómo ha sido la lucha por el Parque San Rafael?
Gabriela Cervantes (GC): Fue un proceso de mucho retos a nivel personal, pero también un proceso de muchos cambios a nivel familiar, porque tuve que empezar como a equilibrar estos espacios, porque pertenecer al colectivo y presidirlo me absorbía mucho tiempo los primeros años, casi todo mi tiempo estaba dedicado a ello.
Tenía que andar corriendo entre la escuela de mis hijos (de 18 y 12 años, y una niña de 10 años), los deportes que hacían y luego pues desde desvelarme para realizar los oficios, estar saliendo a juntas, entonces descuidaba mucho la parte familiar.
También el hecho de que mi esposo trabajaba en el ámbito público, en el ayuntamiento de Guadalajara, justo en esa administración.
Y cuando yo me veo involucrada ya en este asunto pues él me dice, “¿sabes qué? voy a renunciar porque si no de ahí se van a agarrar para estarte atacando”. Entonces él sale del ayuntamiento y prácticamente se tiene que ir a Estados Unidos a trabajar y pues ahí cambia totalmente mi dinámica.
La torres incómodas
Gabriela trabajaba en el Instituto de las Mujeres de Guadalajara como coordinadora en el área de Educación, pero cuando inició la administración del alcalde Ramiro Hernández, en 2012, fue cesada.
Entre 2014 y 2015 comenzó a dar seminarios sobre liderazgos femeninos para el Instituto Nacional Electoral. Estaba en eso cuando una vecina suya la buscó para alertarle de las obras de unas torres habitacionales y solicitarle asesoría.
Temía involucrarse en el tema porque sus actividades profesionales le demandaban tiempo, por lo que sólo ayudó a los vecinos a hacer algunos volantes, pero comenzó a ver que se estaban presentando una serie de irregularidades en su colonia.
En el otrora Club Chivas San Rafel se comenzaron a levantar torres habitacionales por parte de Grupo San Carlos.
Los vecinos indagaron sobre las dimensiones del proyecto y les alarmó que estuvieran contemplados más de mil departamentos.
“Luego a la par se inventan (el Ayuntamiento y el SIAPA) que nos iban a hacer el colector pluvial (en el Parque San Rafael) que porque nos inundábamos”.
“Sobre todo el tema de decir ‘es que aquí se inundan y es urgentísimo que se haga’, y cuando tú ves el trazo del colector, que surge justamente donde están construyendo las torres y lo llevan al parque, y aparte más adelante, en donde lo terminan, que es la de San Jacinto y Gigantes, también se estaban construyendo otros edificios más pequeños, pues dijimos, ‘es que esto no es una casualidad'”.
La lucha por la verdad
A partir de entonces comenzaron a exigirle al ayuntamiento y al Sistema Intermunicipal de los Servicios de Agua Potable y Alcantarillado (SIAPA) que les dieran más información, pero la actitud de las autoridades dejaba entrever algo de fondo.
“A partir del tono en el que vimos al gobierno, como de queremos callar, como de quererlo hacer siempre por la fuerza, y sobre todo sus palabras de la gente de Participación Ciudadana y de Obras Públicas que nos decían ‘es que no les venimos a pedir permiso, la obra se va a hacer porque ya está proyectada y porque ya está el presupuesto’; entonces dijimos, ‘espérate, así no funcionan las cosas’”.
“Y eso fue lo que detonó que la gente se molestara y nos tuviéramos que organizar de esa manera”.
Aunque el proyecto de las torres se autorizó en el gobierno de Ramiro Hernández, la problemática aumentó cuando el parque sufrió un cambio de vocación a través de los planes parciales del 2017, con Enrique Alfaro, que permitió ceder áreas verdes a particulares para la realización de varias actividades deportivas, para las cuales se cobra.
¿A qué instancias han tenido que recurrir para defender el parque?
“Los primeros pues son los juicios administrativos que hicimos en materia federal a los tribunales federales, de los cuales obtuvimos los amparos en diferentes momentos; también a las instancias municipales, pues al Ayuntamiento, al SIAPA, Obras Públicas”.
“También tocamos las puertas de las federales, como la delegación de Conagua, Semarnat, Semadet, Proepa, Profepa; a los diputados, senadores; con muchos partidos políticos, con los mismos regidores del ayuntamiento de Guadalajara”.
“Hice algunas peticiones en la Comisión Interamericana de los Derechos Humanos y la más actual, pues es a la ONU-DH México, que tuvimos una reunión hace como tres semanas precisamente, y ahorita están llevando nuestro asunto a manera de ir checando el proyecto para ver por dónde ellos podrían apoyarnos a defender todas las causas, no nada más la del colectivo, sino de todos los que formamos la Red de Parques”.
La Red Metropolitana para la Defensa de los Parques, Áreas Verdes, Cerros y Agua se creó también en 2017 luego que habitantes de otras colonias comenzaron a denunciar problemáticas similares.
Su lucha es proteger las áreas verdes que están amenazadas por la construcción de fraccionamientos y torres habitacionales en Guadalajara y su zona metropolitana.
¿Por qué ha sido recurrente que las autoridades ignoren las suspensiones legales que los vecinos ganan para detener las obras?
“Porque son obras ilegales. Ellos desde un principio sabían que esa obra no se tenía que hacer ahí. De hecho los primeros estudios que tenían ahí con gente del Iteso, que nosotros también recuperamos a través de algunas tesis que se presentaron de ese tema, hablaban de que el vaso regulador se tenía que hacer por la calle de Manuel Román Alatorre”.
Gabriela explica que el depósito tendría que estar en la parte alta de esa zona, por donde está la Base 4 de Protección Civil y Bomberos de Guadalajara, en el cruce de las calles Gigantes y Manuel María Ponce, y no en el Parque San Rafael.
“Hicieron un estudio como de los colectores que tenían, y con todas estas construcciones que hicieron fueron planificando si van a dar permisos de más edificaciones, porque así lo dicen los Planes Parciales”.
El colector, entonces, tendría que haber bajado por la calle de Manuel María Ponce, pero se saturaría al llegar a las torres en el otrora club de las Chivas, y por ello la decisión de que corriera desde la calle Luis Alfaro y Piña, y Av. Historiadores, y meterlo por la calle de Mariano Azuela.
“De alguna manera, pues, sí que son compromisos que ellos hacen desde mucho tiempo antes, no nada más los gobiernos de Movimiento Ciudadano, esto ya venía gestándose desde que estaba el PRI, pues el permiso realmente, el primerito, que hablaba de 200 unidades para construir ahí, se los da Ramiro Hernández; y no es hasta después con Alfaro que se detona el asunto, porque le renuevan esa licencia y aparte les crecen para que en vez de 250 a 400 unidades, que después incrementaron, se fuera hasta mil 200, y es ahí donde dijimos que no”.
Lo que molestó a los vecinos, sostiene, fue el hecho de que las autoridades actuaran de manera arbitraria sin tomarlos en cuenta.
“Sobre todo que estos espacios públicos que pareciera que no son de nadie, y que al final son de todos, son los más afectados con estos gobiernos. Casi en todos los lugares donde se están realizando edificaciones hay un parque de por medio”.
¿De qué manera han buscado mermar su lucha, desprestigiarlos?
“De las primeras manifestaciones fue la de Alfaro, el 25 de de marzo del 2017, cuando vino con toda la gente del ayuntamiento de Guadalajara y que sacó fotografías mías y dijo que yo tenía intereses políticos en defender esa obra; también dijo que era una estafadora, una extorsionadora, que porque lo tenía demandado, pero pues no era una demanda personal, es mi demanda que tengo de años de cuando me despidieron injustamente del Instituto (Municipal de las Mujeres) y que sigue vigente hasta la fecha”.
“Después la misma gente de Movimiento Ciudadano andaban tocando, casa por casa, diciendo que el colectivo ya se iba a deshacer que porque yo ya me había ido con ‘la cola entre las patas’, que porque ya me habían descubierto; y luego hicieron propaganda falsa que también dejaban casa por casa donde hablaban mal de los integrantes del colectivo. Después vimos que hicieron una página de internet que se llamaba Voz en Guadalajara, donde me tiraron, pero el objetivo era mi persona, atacar mi persona y después pues, bueno, hubo amenazas”.
Recuerda haber documentado una camioneta con vidrios polarizados afuera de su casa tripulada, aparentemente, por personas armadas; también narra cuando personal de la Fiscalía de Jalisco acudía a los domicilios de los vecinos haciendo preguntas, sin ningún motivo.
“Una vez me aventaron como una bomba casera dentro de mi cochera. Gracias a Dios todo lo documentamos y por eso también formamos parte del Mecanismo (de Protección para Personas Defensoras de Derechos). Amenazaban a varias de las compañeras”.
En una ocasión, recuerda, sorprendió al entonces regidor de MC Chalío Arredondo tomando fotos de su casa; y en otra ocasión, encabezando una junta vecinal, con personal de Participación Ciudadana, hablando “pestes” de ella y el colectivo.
“Porque ese es el punto ¿no? lo que más les ha dolido; al mismo Alfaro, que dijo que no éramos vecinos, que nosotros éramos gente pagada por partidos políticos… nos ha querido embarrar con medio mundo; es eso, el hecho de que nosotros, a pesar de los años, a pesar de los obstáculos, de los ataques, pues hemos persistido”.
“Conforme vamos avanzando en la lucha hemos ido descubriendo que esto no es más que un interés meramente político de ellos con los empresarios y la mafia inmobiliaria, que lo único que estamos haciendo los vecinos de esta zona pues es defender nuestro patrimonio, nuestra colonia, nuestra forma de vida y sobre todo nuestros pocos recursos que tenemos hoy en día”.
¿De dónde ha salido esa fuerza para seguir al pie de la lucha?
“A mí lo que me ha ayudado mucho a crecer como persona y sobre todo a tener esa fortaleza para embestir este tipo de situaciones, pues ha sido el respaldo de todos y cada una de mis compañeros del colectivo, porque nosotros siempre hemos dicho, ‘nosotros somos uno, si tocan a uno, nos tocan a todos’, y eso nos ha ayudado a ser como muy solidarios”.
“Más que vecinos nos hemos convertido como en una gran familia: que si fulanito se enfermó, pues te preocupas por él; hacemos actividades aparte de la defensa, como hacer el picnic del cumpleañero del mes. Y también compartir parte de nuestras familias, de nuestras propias vivencias”.
Pese a varias suspensiones legales que los vecinos han obtenido a su favor, las autoridades municipales las han desacatado; en junio de 2022 retomaron las obras, de madrugada, y desplegaron en las inmediaciones del parque más de 150 policías de distintas corporaciones.
Tampoco detuvo a las autoridades una suspensión a las obras por parte de la Procuraduría Federal de Protección al Ambiente (Profepa), ni la investigación que inició del caso la Fiscalía General de la República.
De acuerdo con Gabriela Cervantes, desde 2017 se han talado más de mil árboles en el Parque San Rafael y el trayecto del colector pluvial.
Árboles que cumplían con su función como reguladores de temperatura, filtradores de ruido y contaminación, agentes de absorción de agua de lluvia, y hogar de loros corona lila.
“¿Qué nos motiva?, pues queremos justicia. Eso es lo que nos motiva realmente, que en el país haya justicia para cualquier ciudadano, que no tengas que estar pagando y yéndote a juicios, porque los gobiernos que son los que supuestamente nos deben hacer valer la ley y cumplirla, pues son los primeros en violentarla”.
“Cada vez que hay una injusticia, que se violó un amparo, que no se respeta, yo creo que en vez de hacernos chiquitos, nos hacemos más grandes y nos salen más ganas de seguir luchando”.
Fotografías: Cortesía Colectivo Unidos por Jardines de la Paz y Colonias Aledañas