La jericalla es un postre tapatío hecho de leche, huevo, canela y vainilla


La Perla Tapatía brilla por el sabor de sus postres; son platillos típicos y únicos que se preparan desde tiempos prehispánicos y quedaron arraigados en la gastronomía de Guadalajara.

Alfredo González Jáuregui, investigador de Gastronomía en la Escuela Politécnica “Ing. Jorge Matute Remus”, explica que desde antes de la época colonial ya se preparaban algunos de estos platillos con maíz y miel, como el tejuino, llamado en ese entonces “tesgüino”.

Con ayuda del investigador, en Ciudad Olinka preparamos una lista con algunos de los postres más representativos de la Perla de Occidente. ¡Buen provecho!

Tejuino 

El nombre de esta bebida de maíz fermentado, agua y piloncillo proviene del náhuatl “tecuini”, que se puede traducir como “latir o palpitar el corazón“.

Esta bebida se prepara germinando el grano de maíz en agua y dejando fermentar hasta por 48 horas al sol. Durante ese proceso se liberan bacterias benéficas y ácidos orgánicos como el ácido láctico, málico y acético.

Para prepararlo se debe hervir el agua y agregar piloncillo hasta diluir; posteriormente incorporar la masa y esperar a que enfríe y espese para agregar jugo de limón; después dejar fermentar de 24 a 48 horas.

Después de este periodo la bebida está lista para servirse con más jugo de limón, sal, chile en polvo, y muchas veces acompañada con nieve de limón.

Pinole

Otro postre que también se prepara desde épocas prehispánicas. Su nombre podría interpretarse como “harina de maíz tostado para beberse en agua”, y proviene del náhuatl “pinolli”.

La preparación del pinole requiere de maíz seco, canela y piloncillo.

Se comienza tostando el maíz y la canela en un sartén; se ralla el piloncillo para obtener polvo que después se molerá con los otros dos ingredientes hasta obtener un polvo fino.

 

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Anteriormente este polvo se obtenía con un metate y se endulzaba con miel, pero en la actualidad se sustituye por azúcar o piloncillo y se muele en licuadora u otro procesador de alimentos.

Alegrías de amaranto

Estos postres están elaborados con miel y amaranto y se comprimen hasta obtener una placa como las palanquetas.

Actualmente las alegrías de amaranto se elaboran con distintos granos y cereales, caramelos, jaleas y otros ingredientes.

Para preparar este postre se necesita amaranto natural, miel de abeja, jugo de limón, piloncillo y demás semillas o cereales al gusto.

Se coloca el piloncillo en trozos dentro de agua caliente para derretir. Después se agrega limón y miel hasta obtener una mezcla espesa, a la que se le integran los demás ingredientes hasta que se seque. Posteriormente puede cortarse en rebanadas.

Buñuelos

Los buñuelos son un postre que se prepara con una masa de harina frita en aceite; su nombre proviene de los vocablos “boño” y “buggjo”, que pueden interpretarse como “grumo”.

Son preparados con una masa hecha de agua, harina y mantequilla que se deja fermentar para obtener una textura chiclosa que luego se corta en moldes para después freír en aceite hirviendo.

 

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González Jáuregui explica que antes esta masa era estirada con las rodillas de las personas y detalló que esta técnica de freír en moldes proviene de la Nueva España.

Antes de la Conquista, detalla el investigador, los buñuelos eran cubiertos con miel, después empezó a usarse azúcar.

Jericalla 

Este postre tapatío surge en el siglo XIX y se prepara con leche, vainilla, azúcar, canela y huevos.

Para elaborarlo es necesario precalentar el horno a 180 grados centígrados y calentar en una olla antiadherente la leche, canela y vainilla hasta hervir y se agrega azúcar.

La mezcla debe enfriarse antes de que se viertan los huevos. Posteriormente ser llevada al horno en moldes que permitan que se dore la parte superior.


Fotografía: Jennifer Kramer

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Crista Myzrahym Arredondo
Reportera de Ciudad Olinka. Estudió Periodismo en CUCiénega de la UdeG.