Cuando el sol se oculta, empieza la fiesta. Por casi 50 años, la vida nocturna en los cabarets se mantuvo latente entre ciertos sectores de la sociedad tapatía. Esos ritos, costumbres e historias se convirtieron en recuerdos de la ciudad que ahora buscan salir a la luz.

Las memorias de esos ayeres fueron compilados por José Guillermo Celis Romero, autor de Noches tapatías. Historia de la vida cabaretera de Guadalajara, 1940-1987, obra en la relata detalles de aquellos tiempos en los que los cabarets dominaban la escena.

Ciudad Olinka: Platiquemos sobre la investigación para este libro. 

José Guillermo Celis Romero: Mi libro se llama Noches tapatías. Historia de la vida cabaretera de Guadalajara, 1940-1987, que originalmente nace como una investigación académica y que gran parte de la investigación fue para mi titulación de la licenciatura en Historia.

CO: ¿Qué relevancia tiene documentar la vida nocturna de Guadalajara?

JGCR: Es muy importante pensar cómo se divertían, sus formas de entretenimiento.

En el caso de Guadalajara, porque tiene una vida nocturna muy particular y reconocida a nivel nacional. Hay gente que viene de turismo de diferentes partes del país porque le encanta salir de noche en Guadalajara.

Este proceso no es casualidad, no es que nada más alguien dijo “estaría chido abrir muchos bares de ciertas temáticas”, si no que es una tradición y una herencia que ya viene de mucho tiempo atrás.

CO: ¿Cuáles serían puntos emblemáticos en Guadalajara? 

JGCR: Los cabarets fueron centros nocturnos muy importantes para la vida nacional, no solo para Guadalajara, sino también para el cine, la literatura; los cabarets siempre han estado presentes.

Por ejemplo, Afro Casino, que se destacó porque podías ver a las estrellas de cine, ya que toda la vida a las estrellas de cine las ves inalcanzables, pero en este casino llegaron casi todos los artistas, bailarines y cantantes de la época.

También estaban el Casba, Savoy, Club Atlántida, El Zombie o El Galeón. 

CO: ¿Podrías describir cómo eran las fiestas?

JGCR: Esa época era la época dorada de la música caribeña.

Siempre había muchos artistas de salsa, de cumbia, africanos, caribeños, de ritmos tropicales, pero también había mucha balada romántica.

Por ejemplo, Pedro Infante en los 40 era un artista que iba a Guadalajara casi cada 15 días a cantar a algún cabaret.

En algún momento hasta artistas de rock fueron a tocar a estos cabarets porque le copiaron a los estadounidenses y curiosamente también había mucha música ranchera.

Hay una historia muy peculiar sobre Vicente Fernández. Dicen que él inició su carrera cantando en los cabarets de Guadalajara.

CO: ¿Qué fue lo que más le gustó de esta investigación?

JGCR: Fueron varias, pero la primera fue que en los periódicos siempre salían carteleras de entretenimiento y salían los cabarets.

Había desde un pequeño texto hasta anuncios que salían en toda la página.

La segunda fue que una de las cosas fundamentales para la investigación fueron las quejas de los vecinos en el Ayuntamiento.

La gente le mandaba muchas quejas al alcalde acerca de lo que pasaba en los cabarets, y en esas quejas hay cosas muy interesante que también demuestran que había diferentes tipos de cabarets.

CO: ¿Qué dificultades encontró en el camino? 

JGCR: Que al momento de hacer entrevistas toda la gente trata de ocultar lo que estaba ahí, pero todo mundo sabe una historia. Entonces una de las cosas más difíciles fue convencer a las personas sin sentir vergüenza.

Otra fue que cuando uno escribe historia siempre se va a los documentos oficiales y casi no hay información oficial sobre la vida cabaretera.

A pesar de que hubo cientos de ellos a lo largo de esta época, el gobierno trataba de ocultar ese tipo de cosas; entonces se buscó de otra manera y fue a través de la quejas vecinales donde salió mucha información.

La ultima fue que en Guadalajara durante mucho tiempo existieron ligas o agrupaciones en pro de la “decencia y la moral”. Su misión era tratar de perseguir y sacar a todos estos establecimientos de vida nocturna, decían que eran muy negativos y muy dañinos para la vida.

Por eso mucha información se fue perdiendo, porque este tipo de asociaciones las ocultaba para decir que en Guadalajara no existían los cabarets.


Fotografías: cortesía

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Samanta Paredes López
Reportera de Ciudad Olinka. Estudió Periodismo en el CULagos de la UdeG.