Por Iván Serrano Jauregui y Eladio Quintero Hernández
Un semblante aguerrido que anuncia un porvenir difícil es el que tiene Miguel Hidalgo y Costilla en el mural de la Presidencia Municipal de La Barca, Jalisco.
Con el Estandarte de la Virgen de Guadalupe en lo alto, acompañado del pueblo y bajo el resguardo de un gran águila es como se le ve arribar a esta localidad, a la que se llegaba mediante una barca que cruzaba el Río Lerma si se venía de El Bajío Mexicano.
Fue un 23 de noviembre, cuando el “Padre de la Patria Mexicana” protagonizó un episodio de la Guerra de Independencia en esta localidad de la Región Ciénega de Jalisco y que poco se conoce.
“Es un pasaje que nos enorgullece”, dijo el cronista de La Barca, Felipe Aviña, quien comparte para Ciudad Olinka la historia de la visita de Miguel Hidalgo a estas tierras
La visita de Miguel Hidalgo en La Barca
En 1810, el héroe patrio Miguel Hidalgo pisó tierras barquenses con la intención de continuar con el movimiento de Independencia en México de la corona española.
Fueron José Antonio “El Amo” Torres y José Antonio Huidoro, quienes le hicieron saber “que ya tenían Guadalajara en sus manos”, contó el cronista Felipe Aviña.
Por este aviso, el 17 de Noviembre Miguel Hidalgo se trasladó hacia la capital de Jalisco y uno de los puntos de visitados mientras llegaba fue La Barca, donde fue recibido por el alcalde de entonces, Francisco Munguía.
Fue el 23 de noviembre de 1810 cuando Hidalgo y Costilla también fue recibido por personajes emblemáticos de La Barca, como el brigadier Onofre Gómez Portugal, el capitán Ignacio Navarro o Torino Huidobro.
Al llegar, el sacerdote insurgente entró a una de las iglesias a dar gracias, para después tomar un puño de tierra de la calle, y decir “bendita tierra de mis antepasados”.
Esto, porque el abuelo materno de Miguel Hidalgo había nacido en La Barca, en 1703; su nombre era Juan de San Pedro Gallaga Mandarte Navarro.
Después, el también militar se hospedó en una finca que hoy se encuentra sobre uno de los portales de la Plaza de Armas de La Barca, en el cruce de las calles Degollado y Morelos.
Por fin se rompen las cadenas
A finales de 1810, por las calles del país se veían carteles donde la cabeza de Hidalgo y los insurgentes tenían precio. En La Barca esos eran arrancados por la gente.
“La iglesia estaba tapizada de letreros que decían 10 mil pesos por la cabeza de Hidalgo, por Allende, por Abasolo, por Aldama”, contó el cronista Felipe Aviña.
En medio del fervor y la intención de ser parte del movimiento de Independencia, “en La Barca, Hidalgo es aclamado por la gente”, dijo Aviña.
Las ideas del cura llegaron a los oídos de los barquenses a través de un discurso desde el balcón de la casa donde se alojó.
Felipe Aviña recordó uno de los fragmentos de dicho discurso:
“De dónde nos ha venido ese nuevo dogma, ese nuevo artículo de Fé, qué no puede ser un buen cristiano aquel que no esté sujeto al déspota”.
“Con esa leyenda habló de La Barca, habló de que su abuelo había nacido aquí, habló de que iban a Guadalajara porque el ejército insurgente había triunfado rotundamente”, contó el cronista.
La voz del general Juan Aldama sonó y se escuchó el acta que daba por indicada la abolición de la esclavitud, ese 23 de noviembre de 1810, en La Barca Jalisco.
Recuerdan al héroe patrio a diario
Hasta hoy, en La Barca y localidades aledañas se recuerda la presencia del máximo héroe de la patria.
Incluso del otro lado del Río Lerma, ya del lado del estado de Michoacán, la localidad lleva el nombre Paso Hidalgo.
Pues se sabe que por ahí pasó el Ejército Insurgente, para luego tomar la barca que los llevó al lado de Jalisco, que en 1810 correspondía a la Intendencia de Guadalajara.
Por su parte, el lado de Michoacán correspondía a la Intendencia de Valladolid.
Hoy existe un puente que une a ambas localidades, por donde a diario transitan peatones y automóviles, entre Jalisco y Michocán.
Y siguió con el discurso de libertad
Al día siguiente de ese 23 de noviembre, el contingente encabezado por el sacerdote militar siguió su camino a Guadalajara, pero antes llegó a Zula, en Ocotlán, a Poncitlán, a Atequiza, en Ixtlahuacán de los Membrillos.
Para después entrar a la capital por San Pedro Tlaquepaque.
El 26 de noviembre de 1810 es cuando se “da la lectura de la abolición que se dijo en La Barca días antes”, contó Aviña.
El 6 de diciembre de 1810 se ratificó la abolición de la esclavitud desde Guadalajara con la firma del decreto, a la par de la publicación de El despertador americano, primer periódico insurgente en América.
Fotografías: Iván Lara González
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