El Jardín de Atemajac del Valle es históricamente el punto de reunión entre vecinos y visitantes, afirma Pedro Eduardo Ruvalcaba Garín, cronista de esta delegación por parte del Consejo de Crónica de Zapopan.
Es una plaza pública donde personas acuden a sentarse en una banca bajo la sombra, a degustar algún elote, papas fritas o helado, a ser parte de alguna celebración.
Alberga actividades cívicas y fiestas patronales.
En su extremo poniente se encuentran las oficinas de la delegación zapopana con sus típicos portales; ahí se pueden hacer trámites municipales.
En el extremo oriente está la Parroquia de Nuestra Señora del Rosario, cuyas fiestas en agosto congregan a feligreses en torno a juegos mecánicos, puestos de alimentos y pirotecnia.
“Es el corazón de Atemajac y la imagen. Se le conoce aquí como el Jardín”.
Con esencia de pueblo, Atemajac del Valle
Pedro Eduardo refiere que en 1645, durante La Colonia, Atemajac del Valle era reconocido como “pueblo de indios”, al igual que Zoquipan, Ocotán y Jocotán, en Zapopan.
A lo largo de los años, la ahora delegación sufrió modificaciones, pero su jardín, calles y vida barrial preservan un aire de pueblo inmerso en la ciudad.
En 1933, según una publicación de el diario El Informador, se instaló un kiosco en el lugar, convirtiéndose en un espacio de convivencia.
“El kiosco antiguo era muy sencillo, como una plancha elevada y unos tubos alrededor, no tenía protección del sol, era muy, muy sencillo”.
Al estar al centro de la plaza, el kiosco se utilizaba como un foro para que la gente subiera a cantar los domingos o dar el ‘Grito de Independencia’, comparte el cronista.
Fue escenario también del tradicional paseo de muchachas, una especie de ritual de cortejo que ocurría después de misa; los muchachos regalaban una rosa a quienes pretendían, esperando ser correspondidos.
A inicios de los 90, el ayuntamiento de Zapopan realizó obras en la zona. Sustituyó el empedrado de las calles por adoquines, y colocaron un nuevo kiosco, pero no en el centro del jardín, a un costado.
Cambios y recuerdos
A finales de octubre de 2022, el gobierno municipal inició obras de remodelación del jardín, destruyendo el kiosco, levantando sus tradicionales losas, y cortando árboles.
Aunque se presumió su socialización, las obras también sorprendieron a varios vecinos, comparte Pedro Eduardo.
“Me hubiera encantado que el kiosco lo hubieran respetado; estaba un adoquín que tenía también ya mucho tiempo, pero pues bueno estaba muy fracturado, muy maltratado”.
Dice que los trabajos de renovación comenzaron de manera abrupta, acciones que pudieron resultar, incluso, invasivas.
“Otro tema medular fue que los vecinos se empezaron a organizar y firmaron para expresar su inconformidad, porque estaban tronándose todos los arbolitos”.
El también historiador considera que “todo cambio es bueno y más si es para mejorar la delegación”, pero espera que se preserve ese ambiente tradicional.
“Espero que el kiosco que dejen mínimo tenga añoranza a la antigua para que se siga sintiendo ese aire de delegación, de pueblo, de Atemajac”.
Obras de remodelación
De acuerdo con información del municipio, se trata de una renovación de 5 mil metros cuadrados de superficie con una inversión de 19.4 millones de pesos.
Entre las mejoras prometidas está la renovación de la plazoleta, construcción de un área de ejercitadores y módulo de juegos con piso amortiguante.
Así como la construcción de cancha de basquetbol, banquetas de concreto hidráulico, sistema de riego, alumbrado y ciclopuerto.
“La intención con este proyecto es generar una obra 100 por ciento incluyente con una vocación original, por eso la plaza prácticamente se va a regenerar casi de manera total”, según un boletín del municipio.
Fotografías: Cortesía Crónicas de Atemajac del Valle | Jonathan Bañuelos
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