Por Kiosco Informativo 


Si creciste en esta ciudad hace algunas décadas, muy probablemente recuerdes varios nombres grafiteados en las bardas de la Región Sur de Jalisco de épocas pasadas, con nombres como “Cololos”, “Vallarta”, “Puente de Palo”, “Cantarranas” o “Viveros”. Se trataba de grupos de jóvenes cholos de Tepatitlán que enarbolaban el orgullo por su barrio, sobre todo en las zonas más populares de la ciudad.

Un fenómeno que formó parte de la cultura urbana de Tepa.

A finales de la década de los años 80 y durante la de los 90, en Tepatitlán se vivió una efervescencia en cuanto a las expresiones urbanas y grupos de jóvenes que se reunían en torno a un factor de identidad ligado a su entorno más inmediato: el barrio.

Entre los cholos en Tepatitlán más recordados están los siguientes:

  • “Cololos”: Ubicados al Sureste de la ciudad, cercanos a dónde hoy está el Auditorio Morelos.
  • “Aztecas”: Prácticamente colindaban con Cololos y sostenían una rivalidad con ellos.
  • “Matamoros”: Conocidos así por la calle del mismo nombre.
  • Cantarranas”: Ubicados a espaldas de Los Viveros, más pegados a la Secundaria Foránea.
  • “Viveros”: Ubicados en las inmediaciones de Los Viveros (dónde hay plantas purificadoras de agua y se plantan arbolitos).
  • “Las Colonias”: Conocidos así por la colonia del mismo nombre.
  • “Allende”: Conocidos así por la calle del mismo nombre.
  • “La Cadena”: Pegados al centro de la ciudad, como si caminara rumbo a conocido supermercado.
  • “Puente de Palo”: en las inmediaciones del puente del mismo nombre.
  • “Galeana”: Conocidos así por la calle del mismo nombre.
  • “Cerrito”: Así se hacían llamar los que radicaban en el barrio de El Cerrito de la Cruz.
  • “El Tablón”: Ubicados en el primer fraccionamiento de interés social que se creó en Tepa.
  • “San Gabriel”: También conocido como “El Ranchito”, colindaban con El Tablón.
  • “Las Aguilillas”: Ubicados en la popular colonia del mismo nombre, junto a una empresa refresquera.
  • “Lagarita”: por la calle Donato Guerra.
  • “Justo Sierra”: Por la calle del mismo nombre en las inmediaciones de la escuela Miguel Padilla.
  • “Buitres”: Por la López Cotilla, eran vecinos y por ende rivales de Justo Sierra.

Estos son solo algunos de los barrios. A continuación te platicamos las características de estos movimientos.

Atuendos comunes tipo “cholos”

Origen y desarrollo del movimiento Cholo de Tepatitlán

A diferencia de los “Chavos Banda” de la Ciudad de México, cuya imagen asemejaba más a la estética punk (los mas conocidos fueron “Los Panchitos” y sus acérrimos rivales, “Los Buk”), en Tepatitlán los jóvenes de las zonas más populares abrazaron la imagen del tipo cholo.

El Investigador de la Universidad de Guadalajara (UdeG), Rogelio Marcial, señala en el libro Jóvenes en la Mira, que este movimiento del cholismo nació en la década de los 70 en Los Angeles, California, como herederos de “Los Pachucos”.

En Guadalajara comenzaron a florecer a mediados de los 80 y el especialista recuerda incluso que se vivió un movimiento cultural llamado Bandas Unidas del Sector Hidalgo (BUSH), famosos por publicar la revista La Hoja Paloquear.

En el caso de Tepatitlán, varios jóvenes de zonas marginales abrazaron de manera entusiasta la estética chola, inspirados por algunos de sus hermanos mayores o tíos que emigraron a California y regresaban con atuendos y prácticas de este tipo.

Solían hablar pausado (show-low, como el término que da origen a la palabra) y vestir con prendas como gorras, paliacates, camisetas holgadas o camisas gruesas de rayas horizontales y pantalones guangos.

La marca favorita y más preciada era la Ben Davis, que tenía un gorila en el logotipo.

Complementaban el atuendo los tenis o las botas de manufactura industrial.

Algunos se identificaban con los “Hommies” o con los “Low Riders”, que en aquella época eran las dos grandes corrientes del fenómeno cholo californiano.

De la herencia chicana de los pachucos y low riders nacieron la tribus urbanas de los cholos

Incluso había jóvenes cholos que gustaban de bailar en las esquinas al ritmo de artistas como MC Hammer, Vanilla Ice, Marky Mark, o del abuelo del reggaeton, Vico C, con su éxito “Me acuerdo cuando te entregaste a mí”, sonando en grabadoras de doble casetera que funcionaban con pilas.

Varios grupos fueron catalogados como pandillas, término que luego adquirió una acepción discriminatoria.

Los cholos de Tepatitlán y sus rivalidades

Y, desgraciadamente, el fenómeno también se vio empañado por rivalidades irreconciliables entre quienes formaban parte de estos grupos urbanos, a tal modo que algunos barrios fueron estigmatizados cómo violentos.

En ciertos casos de forma injusta y absurda, pues la realidad es que la mayoría de los jóvenes eran buenos muchachos, solo gustaban de esta forma de expresión y de construcción de identidad.

Los grafitis, además, eran muy importantes en la simbología de estos grupos urbanos, pues al pintarlos en las bardas (casi siempre con un número, como el famoso Tepa 13) se marcaban los territorios y esto definía hasta dónde no se podían meter los rivales.

También, para rescatar de las drogas y la delincuencia a los jóvenes “cholos”, surgieron como respuesta algunos grupos de Pastoral Católica, como “Barrios Unidos en Cristo”.

Recordados por participar cada año en el recorrido del Señor de la Misericordia y que con el acompañamiento espiritual de sacerdotes y de otros jóvenes, buscaban un cambio en su vida pero sin abandonar la estética urbana.

El fenómeno de los cholos de Tepatitlán se fue apagando

Con la cercanía del nuevo milenio y la aparición de duros jefes policiacos, se crearon famosos grupos de reacción, integrados por elementos de elite.

Con ello, las administraciones municipales de final de la década de los 90 e inicios del 2000 imprimieron otro sello que se distinguió por la escasa tolerancia contra los jóvenes que gustaban de estas expresiones urbanas en Tepatitlán.

A esto se sumó que algunos (no todos) incurrieron en actividades ilícitas y fueron encarcelados.

Otros simplemente se dejaron llevar por la marea natural de la adultez. Con ello vino el romance, luego el matrimonio, el trabajo y por supuesto, los hijos, que suelen ablandar a cualquiera.

Fue así como las pandillas en Tepatitlán; poco a poco fueron desapareciendo y con ello el factor de identidad que les caracterizaba.

Algunas persisten hasta la fecha y con las redes sociales suelen compartir sus expresiones con la música de rap o pasear por las calles de la ciudad en sus motocicletas de ligero cilindraje.

¿Tu a cuáles recuerdas? ¿Pertenecías a alguno de estos barrios? ¿Qué recuerdos te trae todo esto? ¡Coméntanos!

Suscríbete a nuestro boletín:

📰📲 https://t.me/ciudadolinka

FuenteKiosco Informativo
Artículo anterior“Elevador”, los altibajos de la banda Habitantes
Artículo siguiente“Prueba de resistencia”, cuentos homoeróticos y de infancias violentadas
Ciudad Olinka
Medio informativo enfocado en difundir el legado cultural y artístico de las regiones de Jalisco.