Panteón de Mezquitán. Fotografía: Adriana González

Entorno

El Panteón de Mezquitán ha perdido y podría seguir perdiendo monumentos arquitectónicos y escultóricos con valor patrimonial e histórico.

Hoy, en la sección más antigua de este cementerio, se avistan palomas y ángeles de cantera con las alas rotas, cristos mancos o decapitados.

Y hay decenas de resucitados: cruces sin el nazareno que sólo dejó una silueta oscura.

Las tumbas acordonadas se cuentan por miles. Entre éstas, hay capillas con techos húmedos, muros agrietados y mausoleos donde radican árboles y palmas. En otras, el trabajo del escultor se desmorona junto con las flores de cantera.

En los últimos años desapareció la cruz de la tumba del boticario alemán Hans Jaacks, primer difunto del panteón.

Lo mismo ocurrió con el Gallo Galo sobre el obelisco de la sección francesa.

En 2018 se derrumbó el mausoleo del cantautor tapatío Pepe Guizar, del cual queda el hueco de la cripta y los cimientos de cantera.

Este hecho también dañó la cripta estilo art nouveau de José L. García.

Los restos del mausoleo de la familia del cantautor Pepe Guízar (Foto: Mural)

Dos décadas de buenas intenciones

Desde el año 2001 y hasta la fecha, los ayuntamientos de Guadalajara, conformados por todas las fracciones edilicias, han propuesto y discutido opciones para la salvaguarda del patrimonio del Panteón de Mezquitán.

Pero sin concretar acciones ni presupuesto, mientras se desmoronan mausoleos, colapsan tumbas y se roban cualquier objeto de metal.

Impulso fallido y un rescate inesperado

Durante la administración del alcalde Fernando Garza Martínez (2001-2003) se conformó, sin éxito, un programa para la conformación de un patronato para reunir fondos.

Fue hasta 2004 en la administración de Emilio González Márquez cuando se formalizó el programa “Rescate de Mezquitán”, para conservar y restaurar las tumbas antiguas e incluir el panteón en la Bienal de la Unesco.

Las propuestas quedaron sin efecto.

En 2007, la atención se volcó en el Panteón de Belén. La basura, las yerbas y el abandono de décadas se resolvió con la inversión de por lo menos 10 millones de pesos.

La restauración concluyó en 2009 y en 2010 el inmueble adquirió la categoría de museo. Hoy en día es un punto clave del necroturismo tapatío.

Hacia 2014, en el panteón de Mezquitán las cosas habían cambiado. Los medios de comunicación atendían quejas de familiares por la desaparición de cruces, argollas de criptas y hasta de esculturas.

Sin apoyo del INAH para salvaguardar tumbas

El regidor del Ayuntamiento de Guadalajara, Salvador Caro Cabrera, presentó una iniciativa en 2014 en la que solicitaba el resguardo de las obras de valor artístico del Panteón de Mezquitán al alcalde de ese tiempo, Ramiro Hernández García,

Caro Cabrera propuso la coordinación de la Secretaría de Cultura Municipal y el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) para la elaboración de un registro y determinar cómo se podían declarar patrimonio histórico las esculturas, vitrales, lámparas y ornamentos.

Además de elementos arquitectónicos como tumbas y mausoleo del mismo panteón.

En 2013, el INAH había descartado la salvaguarda de las tumbas del interior del panteón.

En respuesta a una solicitud con el número de oficio UE-2295/13, formulada por un ciudadano en la Plataforma Nacional de Transparencia, argumentaron que las tumbas no eran de su competencia.

Pues el inmueble operaba desde principios del siglo XX, lo que rebasaba su competencia”.

El INAH sólo considera monumentos históricos la entrada principal y los muros perimetrales construidos a finales del siglo XIX.

A sabiendas o no de lo anterior, la propuesta de Salvador Caro Cabrera quedó sin efecto.

Expropiación de tumbas

En 2017, entre los múltiples saqueos, se difundió un video que presuntamente se había grabado en el Panteón de Mezquitán, en el que una pareja tiene relaciones sexuales sobre algunas tumbas.

El asunto evidenció la escasa vigilancia por la falta de personal. Por el video no hubo funcionarios públicos señalados ni sancionados.

El panteón continuó con la dinámica de saqueos, robos y pérdida de monumentos.

En un nuevo intento por conservar el panteón, el Cabildo tapatío discutió en 2019 la recuperación de monumentos del cementerio.

Después de la fascinación de los regidores por los tesoros del lugar, plantearon la expropiación municipal de mausoleos y capilla para su intervención y diseño de un proyecto turístico.

Se propuso un rescate integral que incluyera seguridad y cultura con Protección Civil, el INAH, la Secretaría de Cultura y la Dirección de Cultura.

De la discusión no hubo iniciativa ni proyecto.

Nueva propuesta, mismos resultados

En mayo de 2022, la fracción edilicia de Morena repitió las mismas propuestas: inventariar, evaluar y proteger el patrimonio cultural e histórico del panteón abandonado, descuidado y saqueado.

La iniciativa la hizo, como las anteriores, una fuerza política sin peso en el cabildo tapatío.

Previo a la celebración del Día de Muertos las avenidas del panteón están limpias.

Dentro del cementerio, entre las tumbas, hay mucha basura: envolturas de frituras, cubetas de pintura, latas de cerveza, botellas de licor y refrescos. Dentro de algunas tumbas la basura se combina con los restos de los muertos.

Artículo anteriorUn monstruo habita en el Parque Hundido de Circunvalación
Artículo siguienteAngelitos alteños, doloroso ritual en fotografías post mortem
Adrián Montiel González
Colaborador en Ciudad Olinka. Ha laborado para medios como Gaceta UdeG, Radar Sonoro, El Diario NTR Guadalajara y A dónde van los Desaparecidos.