Desde el análisis del profesor en ciencias de la arquitectura, y experto en historia del arte, Gustavo Larroyo Solís, hay aspectos que resaltan a Guadalajara como un museo.
A través de la charla “La ciudad como museo”, para la Benemérita Sociedad de Geografía y Estadística del Estado de Jalisco (BSGEEJ), compartió apreciaciones sobre la importancia de algunas de esculturas que dan identidad a la Perla Tapatía.
La ciudadanía “vive, disfruta o sufre de las piezas escultóricas que se encuentran posicionadas en nuestro entorno arquitectónico”, consideró Larroyo respecto a las obras ubicadas en el Área Metropolitana de Guadalajara.
Algunas de las esculturas en las que Gustavo Larroyo se centró son las siguientes:
Escultura sedente de José Clemente Orozco
Miguel Miramontes se encargó de formar el recuerdo de José Clemente Orozco, que el gobernador de Jalisco en ese entonces, Agustín Yañez, le encargó en 1953.
Esta obra es para Larroyo significativa “por la relación enunciativa que guarda con el entorno arquitectónico”. Está ubicada en la Plaza José Clemente Orozco.
Otra de las características del trabajo de Miramontes es la carga de realismo, pues en él es identificable el movimiento y la vida, ya que hace parecer a Orozco concentrado en algo, o tomando alguna nota, además de los detalles en su ropa.
“Mercurio” en la Cámara de Comercio
Cuando se transita por avenida Vallarta es posible apreciar a Mercurio (o Hermes en la mitología griega), creación de Juan José Méndez Hernández donde depositó elementos significativos por el edificio donde se encuentra.
Al estar en la Cámara de Comercio de Guadalajara, es un ejemplo de que este personaje “tradicionalmente se posiciona en los edificios que tienen alguna relación con el comercio”.
Esta escultura es un cartel, que para Larroyo “habla de la funcionalidad o de las instancias propietarias que opera el edificio que la alberga”.
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En este caso, lo hecho por Méndez Hernández cuenta con características un tanto alejadas de las representaciones de este dios.
Comúnmente a Mercurio se le se le representa con un sombrero de ala amplia, los pies alados y serpientes enroscadas. En este caso tiene alas en la cabeza, y en lugar de las serpientes el escudo de la ciudad de Guadalajara.
“La Gran Puerta”, de Jardines Alcalde
Construida en la colonia Jardines Alcalde, Larroyo describe que esta obra es una referencia a las iniciales de dicha colonia, al mostrar de forma abstracta las letras “J” y “A”.
Esta escultura es una puerta de gran tamaño, con prismoides triangulares color amarillo, hecha por el arquitecto Fernando González Gortázar en 1969.
La Gran Puerta ha trascendido de tal manera, que es “parte de la identidad de la colonia”, que adopta un carácter “de hito”.
Es decir, es parte de la comunidad, pues en el parque donde está ubicada la gente camina entre ella o se sienta alrededor.
“La Pluma”, en Américas y Pablo Neruda
Entre la zona financiera de Guadalajara, un encuentro con el escultor Pedro Escapa es posible al toparse con La Pluma, que emergió del programa municipal de Arte Público.
La obra es un recuerdo de “los escritores, los periodistas que han caído, en particular”, mencionó Larroyo, que además, su relación con el entorno es visible, al estar en la Av. Pablo Neruda.
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Está hecha a base de acero portem y es una escultura joven, pues fue develada en 2017, por el entonces alcalde de Guadalajara, Enrique Alfaro Ramírez.
“La sala de los Magos”, afuera del Museo Cabañas
Esta escultura es “una especie de jugueteo de Alejandro Colunga con el surrealismo, como muchas de sus obras”.
Frente al Museo Cabañas, en el Centro de Guadalajara, se ubica esta sala antropomórfica que para Larroyo recuerda a la obra de Remedios Varo o Leonora Carrington.
Apuntó que de acuerdo a lo presentado por Colunga, es observable la “consciencia plena de la relación de distancias que debe haber entre las esculturas y el entorno arquitectónico donde se localizan”.
“Reminiscencia”, en el Puente Matute Remus
Al manejar con dirección al puente Matute Remus, al subir, los automovilistas de a poco es que se topan con la obra de Rafael San Juan.
Fue gracias a la configuración de láminas de acero rectangulares, que “genera un efecto interesante, ya que a mayor cercanía de las piezas respecto del centro de la escultura, la densidad es mayor”, lo que hace parecer que se difumina.
También, parece que la obra escultórica se aparece en el horizonte, con una sensación “fantasmagórica”, dijo Larroyo.
“Sincretismo”, en Federalismo
Esta escultura metálica, también emergente del programa de Arte Público de la capital tapatía, fue hecha por Ismael Vargas y está ubicada sobre la Calzada Federalismo Norte.
Su constitución es por dos láminas de metal, que tienen elementos iconológicos en figuras religiosas, que cuentan parte de la historia de México.
Es la Virgen de Guadalupe la que aparece, y también la diosa mexica Coatlicue, diosa de la fertilidad. Esto es lo que genera el sincretismo.
Para Larroyo la ubicación es adecuada por el tipo de edificaciones y otros elementos del urbanismo.
Dicha obra ha generado polémica, pues una parte de la comunidad católica tapatía se ha manifestado en contra de la obra, por considerarla una ofensa a la figura de la Virgen María.
Fotografías: Coordinación General Estratégica de Desarrollo Social, Cultura Jalisco y Gobierno de Guadalajara