Una gran esfera es la plataforma que impulsa a tres colosales jugadores que buscan dominar a toda costa al objeto del futbol soccer: el balón.
Quien lo logra es el portero, quien en un acto de arrebato se lanza al aire y consigue aferrarse a él con sus manos, como si de eso dependiera su existencia misma.
Esta épica escena, que podría repetirse cada que ocurre un partido en el mundo, la inmortalizó el tapatío Miguel Miramontes en la gran escultura de bronce Monumento al Futbol o Los futbolistas, en la Plaza Brasil, al norte de norte de Guadalajara.
Sobre la Calzada Independencia, entre el Estadio Jalisco y la Plaza de Toros Nuevo Progreso, se erige este espacio público que no sólo hace homenaje al balompié.
Pues también recuerda el cariño que vivió la sociedad tapatía por los jugadores de la Selección de Brasil, que tuvieron como sede a Guadalajara durante los partidos del Mundial de México 1970.
Recuerdos de Brasil en la colonia Independencia
La garra, el juego limpio y la presencia de figuras como Edson Arantes do Nascimento “Pelé” en la Guadalajara de 1970, provocó que el equipo de la Verdeamarela se volviera local.
“Recuerdo que cuando tenía 8 años y pasaban batucadas, asombraban sus bailes y llamaban la atención por su color de piel, no era común ver en la ciudad a personas con piel oscura”.
Recuerda Felipe Serrano Ramos, vecino de la colonia Independencia, barrio aledaño al Estadio Jalisco, donde se disputaron los partidos del mundial.
“Se vio muchísima gente de todo el mundo. Fue una gran fiesta”.
Por su parte, Laura Jauregui Santiago, también vecina de la Independencia, recuerda la emoción de las pequeñas y los pequeños cada que había un partido en el Estadio Jalisco.
“Fue hermoso, toda la colonia se visitó de colores con los partidos del mundial del 70”.
“Todos queríamos ser Pele, todos lo admirábamos, era como lo máximo ver a brasileños en la colonia Independencia, yo creo que por eso hicieron el monumento”.
“Los veíamos caminando en grupos, caminaban por toda la colonia y todos les aplaudíamos”.
El saldo de la selección de Brasil, tras el mundial de México 70 fue ganarle a Checoslovaquia 4-1, a Inglaterra 1-0 y a Rumanía 3-2 en Guadalajara.
Luego le ganó a Perú 4-2, a Uruguay 3-1 y en el Estadio Azteca venció a Italia 4-1 coronándose como ganador del Mundial de 1970.
“Pude ver jugar a Pelé”: Felipe Serrano
🎧 Escucha la historia de cómo un pequeño vecino de la colonia Independencia en Guadalajara tuvo un golpe de suerte, cuando estacionaba autos a las afueras de su casa, a media cuadra del Estadio Jalisco.
Plaza Brasil. Fotografía: Iván Serrano JaureguiProducción y locución: Iván Serrano Jauregui.
La historia de Plaza Brasil
Justo antes del inicio de la novena edición del Campeonato Mundial de Futbol (México 1970), se inauguró el Monumento al Futbol, obra del escultor Miguel Miramontes.
Ésta “representa la clásica jugada del centro delantero rematando de cabeza un balón que es atrapado por el portero”.
“Ante la actitud de expectativa de un zaguero”, se detalla en la edición del 30 de mayo de 1970 del diario El Informador.
La imponente escultura tiene una altura 7.5 metros y peso de 3.5 toneladas.
Fue creada en colaboración del Gobierno de Guadalajara y Clubes Unidos de Jalisco, que destinaron 240 mil pesos de aquel entonces.
Las inauguración de Plaza Brasil fue el 3 de noviembre 1970, cuando “Pelé” regresó a la Perla Tapatía.
Ahora como embajador de plenipotencial y en medio del escándalo por su salida de la selección brasileña.
Las notas de El Informador explican cómo ese día arribó al Aeropuerto Internacional Miguel Hidalgo, junto con su esposa Rosemary Cholbi do Nascimento y una comitiva de funcionarios brasileños.
Alrededor de las 12:25 horas se realizó la ceremonia en presencia del gobernador de Jalisco, Francisco Medina Ascencio, y alcalde de Guadalajara, Efraín Urzúa Macías.
En este jardín de la semi glorieta de la Calzada Independencia y la calle Monte Carmelo se liberaron palomas blancas.
Plaza Brasil, un legado para el espacio público
Tras la creación de la Plaza Brasil quedó un espacio que los vecinos de las colonias aledañas consideraban hermoso.
“Había muchas rosas, estaba hermoso, bien cuidado. Recuerdo que mi hermana se tomó sus fotos de 15 años en Plaza Brasil”, recuerda Laura Jauregui.
“Me acuerdo que mucho tiempo hubo un jardinero que cuidaba que los chiquillos no nos metiéramos, pero nos escondíamos. Había incluso una malla de picos para que no pisáramos el jardín, estaba muy cuidado”, explica Felipe Serrano.
