Al igual que los documentos antiguos, las fotografías o los vestigios arquitectónicos, el sonido puede dar cuenta de los distintos momentos históricos y culturales de una sociedad.
De ahí parte el proyecto Sonosfera, coordinado por Alejandra Aguiñaga, retomando los archivos sonoros como fuente invaluable de información cultural.
Frente a otras fuentes, Aguiñaga destaca una de las características que hacen de lo sonoro algo único.
“Sobre todo son una huella espontánea de nuestra vida cotidiana, un reflejo fiel del retrato del momento histórico y/o cultural”.
Sin embargo, esa misma espontaneidad le da un carácter efímero que a menudo puede hacerlo pasar desapercibido.
Es precisamente el rescate y preservación de la dimensión auditiva del entorno uno de los objetivos de Sonosfera.
Un mapa de sonidos
Este proyecto consiste en un portal digital donde es posible encontrar un mapa.
En este se encuentran los puntos sonoros recogidos así como información que permite ubicarlos en un contexto.
Además, el medio tiene el objetivo de ser comunitario y está abierto a colaboraciones.
Los visitantes pueden subir sus paisajes sonoros enriqueciendo el acervo, según menciona Alejandra.
“Cada registro sonoro es una unidad documental que permite nutrir no solo nuestra memoria cultural, sino nuestro conocimiento”.
“Los sonidos llevan y traen mensajes que adquieren variadas significaciones según el receptor, su contexto histórico y cultural, así como la disciplina que los estudia”.
La plataforma digital es producto del proyecto Caminatas Sonoras para niñas, niños y adolescentes, también coordinado por Alejandra Aguiñaga.
“Este proyecto consistía en sensibilizar a los participantes en la escucha atenta, así como crear un registro del patrimonio sonoro de los centros históricos de San Juan de los Lagos y Lagos de Moreno”.
Dicho proyectó contó con el apoyo del Programa de Estímulos a la Creación y Desarrollo Artístico (PECDA 2021).
Fotografías: Cortesía
