El sacerdote tapatío Tomás de Híjar Ornelas es un apasionado de los libros. Lo es por el placer de leerlos, reelerlos, conservarlos y por compartirlos.
El también abogado y escritor recibió el Homenaje al Bibliófilo ‘José Luis Martínez’, en el marco de la edición 35 de la Feria Internacional del Libro de Guadalajara (FIL).
Durante el acto, fue descrito por los oradores que le antecedieron en el atril como un amante de los libros, un conversador encantador, y una persona comprometida con su ciudad.
El sacerdote lo confirmó durante su discurso, pues presentó una propuesta para convertir un polígono del Centro tapatío en una gran biblioteca.
También, convencido, buscará que el Paseo Alcalde –proyecto que él mismo impulsó en su momento-, se consolide como un corredor cultural.
Inspirado en el ‘Fraile de la Calavera’
De Híjar Ornelas no ocultó su admiración por fray Antonio Alcalde, al que consideró un bibliófilo nato y gran benefactor, por fundar la Universidad de Guadalajara y por las obras civiles que dejó.
Por ello, se mostró dispuesto a tejer los “eslabones” que dejó “el gran genio de la caridad” en el Siglo XVIII, y seguir impulsando el desarrollo de la ciudad de la mano de la UdeG.
Su propuesta es que, en el marco de Guadalajara como Capital Mundial del Libro en 2022, designada por la Unesco, se trace un polígono en el Centro Histórico, ligado a los libros.
Serían antiguos edificios religiosos, hoy convertidos en planteles educativos de la UdeG, o como él los describió, “reliquias de estructuras preclaras de ayer y hoy”, los referentes de este recorrido.
Desde la Biblioteca Iberoamericana (Ex templo del Colegio de Santo Tomás); la Escuela de Música (Convento de San Agustín); Escuela de Artes Plásticas (Claustro de Santa María de Gracia); a la Preparatoria de Jalisco (casa diseñada por los padres oratorianos para claustro universitario).
“Desplacémonos al Edificio Valentín Gómez Farías (sede del SEMS), erigido a la vera de las viviendas colectivas de Alcalde, ‘Las Cuadritas’, y desde su terraza atisbemos al noroeste el grandioso nosocomio que hoy lleva su nombre”.
Tras santiguarse en el Santuario de Guadalupe, sobre su tumba, continuó el sacerdote, el recorrido finalizaría en el CUCSH, en la colonia Alcalde Barranquitas, “y con el Parque Alcalde a sus pies”.
El bibliófilo y su legado
Compartió su asombro por los libros desde pequeño, cuando los encontraba tendidos en baratillos o cuando los vio por primera vez apilados en librerías de viejo en Ciudad de México.
Pasaba horas leyendo en la Biblioteca Pública del Estado, cuando se ubicada en el Parque Agua Azul, y desde entonces ya no pudo separarse de ellos.
En los años setenta, inspirado por su abuela materna, comenzó a formar su propia biblioteca en casa.
Cuando esa vivienda se derrumbó en las explosiones del 22 de abril de 1992, lo poco que pudo rescatar de entre los escombros fueron sus libros.
Desde ahí, se hizo de una extensa colección de volúmenes que, en el marco de este reconocimiento, decidió donar a su alma mater, donde estudió la preparatoria y Derecho.
“Quisiera que la UdeG acoja mi biblioteca, incluso desde este momento, y que no corra la suerte de tantos acervos que se dispersan cuando el que los reunió ya no está en condición de utilizarlos”.
El homenaje
El también editor y cronista recibió el reconocimiento al Bibliófilo ‘José Luis Martínez’, de parte del rector de la UdeG, Ricardo Villanueva.
La editora y promotora cultural, María Palomar Verea, leyó la semblanza del homenajeado y lo describió como un ciudadano comprometido con su entorno.
Sergio López Ruelas, director del Sistema Universitario de Bibliotecas de la UdeG compartió que, cuando Tomás de Híjar se enteró del reconocimiento dijo que no creía merecerlo, pero le emocionaba recibirlo en su tierra, como una reivindicación de la cultura tapatía.
Fotografías: Cortesía FIL Guadalajara