Amelia Bell


Por: Hilda Monraz

La vida de Amelia Bell nos ilumina procesos históricos regionales, nacionales y trasnacionales. 

El 15 de marzo de 1941 el Gobierno municipal de Guadalajara organizó un festejo por el Día de la Mujer y se le delegó a Amelia la presentación de dos bailables en el programa de dicha celebración.

Este festejo podría representar un precedente importante en el desarrollo de la conmemoración del Día de la Mujer a nivel nacional e internacional.

Oficialmente fue hasta 1975 que la ONU instituyó el Día Internacional de la Mujer en el contexto del Año Internacional de la Mujer.

Pero este festival celebrado en Guadalajara en 1941 pudo haberse relacionado con los festejos que desde 1910 ya celebraban en Estados Unidos el Día de la Mujer en marzo.

Presencia en festivales

Amelia destacaba en la organización de festivales y fue reconocida por agentes estatales. Se le distinguió por sus participaciones artísticas y se le nombró profesora brillante.

En 1941 impartió clases de educación física en las Academias del Campo Guadalajara, con lo que se conjugaron sus dos actividades que ya realizaba de manera fluida en la década de 1940: el baile y la educación física.

El 15 de octubre de 1941 se le encomendó a Amelia que organizara los números bailables Los cosacos y el Ballet de Fausto en el festival del Departamento de Tránsito a verificarse el 29 del mismo mes en el Teatro Degollado a las 21:00 horas.

Resulta inquietante la fecha de 20 de octubre de 1941.

Existen dos cartas del mismo día en el expediente de Amelia Bell como profesora en Jalisco. 

Una se trata de una comunicación con el director de Cultura Popular Artística en la que se le encomiendan los ensayos del cuerpo de baile que Amelia estaría organizando para la visita del entonces Presidente de la República, pocos días después.

La otra está firmada por la propia Amelia y es su renuncia.

Se retira voluntariamente de su nombramiento de profesora de danza en la Escuela de Bellas Artes “por una ofensa cometida” a su “reputación y dignidad por parte de los jefes”.

No hay explicación en dicha documentación y no he encontrado referencia alguna al agravio sufrido por Miss Bell.

Empero, la nombraron maestra interina número 1 del Grupo IV clase “A” el 1 de diciembre del mismo año en la Escuela Urbana número 64.

Distinguida. Amelia Bell fue elegida para dirigir varios tipos de festivales en Guadalajara, y su talento fue reconocido por autoridades gubernamentales. Imagen: “ELLA” de Guadalupe Gálvez Mejorada.

Enseñanza que se desborda

El 21 de diciembre de 1941 Amelia Bell organizó el cuerpo de ballet en un festival presentado por las Brigadas Culturales en Autlán, Jalisco. Su padre murió en ese año.

El 13 de febrero de 1942 en Guadalajara se llevaron a cabo los festivales del IV Centenario de su fundación. Participaron en ellos el entonces presidente de la República, Manuel Ávila Camacho y su esposa, Ana Soledad Orozco García como reina de dichos festejos.

Le encomendaron a Amelia Bell la organización del Ballet de Fausto y además le pidieron que agregara a las alumnas de su estudio particular, es decir, de su academia.

Con esto se puede ver la correspondencia entre su trabajo en la academia particular y su colaboración con el Gobierno estatal y federal.

Entre el 25 y el 31 de marzo de 1944 Amelia trabajó en conjunto con Elisa Palafox, otra maestra de danza que se especializó en baile folclórico regional.

Profesional. Uno de los rasgos que caracterizó a Miss Bell fue la disciplina.

Ambas eran empleadas del gobierno del Estado y fueron comisionadas como organizadoras de un festival en Guadalajara en el que presentaron el bailable La San Marqueña, que es una chilena guerrerense.

Aunque no es un bailable típico de Jalisco, estas dos maestras de danza colaboraron con la difusión de danzas mexicanas que estaban en boga en el México posrevolucionario.

Sobre todo, con el realce del carácter mestizo mexicano.

De modo que el cuerpo fungió un papel central a través del baile de danzas consideradas típicas o tradicionales para la enseñanza y práctica de Amelia Bell y sus colegas en Guadalajara.

Emblema de disciplina

En 1944 la directora de la Escuela Práctica para niñas Anexa a la Normal emitió un informe sobre el comportamiento de Amelia Bell.

En él corroboró que Miss Bell desarrollaba su “labor con eficiencia y puntualidad, haciendo el trabajo tan agradable para las alumnas, que dicha actividad servía de estímulo para la buena conducta de las alumnas en las demás actividades”.

De modo que las enseñanzas corporales impartidas por Amelia Bell a través del baile repercutían no sólo en la disciplina escolar, sino también en la recreación y el placer. 

Así, la práctica docente de Amelia estuvo íntimamente relacionada con el gozo.


Fotografías: cortesía Hilda Monraz.

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