A Ulises le gusta el arte, pero reconoce que existen pocas opciones para personas con sus características.

Él es una persona sorda que disfruta de la pintura y el teatro, y gracias a que se han desarrollado nuevas formas de gestionar cultura logró conocer de qué manera el arte puede ser inclusivo para todas y todos.

Bajo la premisa de que el acceso a la cultura debe de ser universal, el maestro José Antonio Olivo Valencia trabaja en desarrollar y gestar otras modalidades para que todas las personas puedan acceder a las diferentes manifestaciones artísticas.

Sus resultados se han visto por medio del Programa de Arte y Cultura Incluyente, que coordina en el Sistema de Universidad Virtual (SUV) de la UdeG.

Se trata de una iniciativa que inició hace un par de años y que proyecta organizar actividades artísticas y culturales con características que no excluyan a personas con alguna discapacidad.

Abrirse a nuevos públicos

Por una parte, el Programa de Arte y Cultura Incluyente fomenta la reflexión por medio de sus Diálogos de Arte y Cultura.

A través de estas sesiones, las instituciones y artistas participantes comparten sus perspectivas de las artes tradicionales y la cultura con la sociedad, dijo Olivo Valencia.

“Lo que se ha manifestado es ese empoderamiento de la sociedad para poder visibilizar problemas, alzar la voz y detectar vacíos en la cultura”.

En los Laboratorios Interactivos los participantes realizan algún tipo de actividad artística como escultura, danza o dibujo, pero adaptándose según las capacidades de cada uno de los diferentes públicos.

Además de que se capacita y acompaña a los instructores para generar condiciones que no excluyan o limiten a las personas con discapacidad.

Promotor. El maestro José Antonio Olivo se desempeña como gestor cultural y ha trabajado de cerca en promover el acceso al arte para personas con alguna discapacidad. Fotografía: Abraham Aréchiga

En constante labor

Además de organizar actividades culturales inclusivas, Olivo Valencia también estudia de qué manera se pueden crear mecanismos para garantizar este acceso.

Comparte que desde la academia se puede generar conocimiento para crear propuestas de políticas públicas en favor de este sector de la población.

Por ejemplo, recordó que existen pocas señas en la Lengua de Señas Mexicana (LSM) que describen tecnicismos utilizados en el aprendizaje de las artes tradicionales.

Ante esta situación, sugiere que se debe de trabajar en sentar las bases para que, independientemente de su discapacidad, las personas puedan acceder a la formación de las artes y al contenido cultural.

“Yo, como persona sorda que se ha desenvuelto en el arte, puedo decir que nuestro arte es visual, y lo aprendemos con la vista”.

“Pero podemos aprender a bailar o sentir los sonidos, y hay muchas personas con diferentes habilidades artísticas que quieren transmitir lo suyo, pero no logran expresarlo completamente debido a la accesibilidad”, detalló a su vez Ulises.

 

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Consolidar las bases con tecnología

Otra de las herramientas para incluir a las personas con discapacidad ha sido la tecnología, comentó Olivo Valencia.

Debido a la naturaleza de la pandemia, él adaptó el Programa de Arte y Cultura Incluyente a modalidades virtuales para dar un mayor alcance y ofrecer las condiciones ideales para fomentar el arte y cultura con enfoque inclusivo.

La oferta completa del Programa de Arte y Cultura Incluyente, en lo que resta de 2021, puede consultarse en este sitio web.


Fotografías: Adriana Fernández, Abraham Aréchiga

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Pablo Miranda Ramírez
Eterno aprendiz de reportero con interés en el Periodismo Científico. Colaboró en medios como El Informador, Radio UdeG Ocotlán, y en la Agencia Informativa Conacyt.