Por: Cristina Arana y Jonathan Bañuelos.


El espectáculo atrae la atención de los usuarios de la unidad deportiva de la ex Penal de Oblatos, en Guadalajara.

Ataviados con prendas coloridas, gorros o con peinados estrafalarios, las y los malabaristas ofrecen una gala de destreza y creatividad.

Sobre los recuerdos de la antigua penitenciaria tapatía hay un anfiteatro destartalado que pronto recupera cierto brío: mujeres y hombres lanzan pelotas al aire, hacen trucos con las clavas, o giran aros alrededor de su cuerpo.

Es un encuentro organizado por el colectivo Circus Mafia GDL y reúne a malabaristas de Jalisco y otros estados de la República con el objetivo de divertirse, compartir trucos y movimientos, ofrecer un buen show.

Dejaron los semáforos, parques y otros espacios públicos para reunirse por un momento y hacer comunidad.

Ponen a prueba su destreza, pero pronto el tiempo para mostrar sus habilidades termina y los concursos inician.

Creatividad. Este colectivo de artistas callejeros se apropio de espacios públicos de Guadalajara, donde trabajan y practican distintas artes circenses. Fotografía: Jonathan Bañuelos

Arranca la competencia

Uno de los juegos consiste en girar el ‘hula-hula’ sobre la cintura y tratar de tirar el aro de las contrincantes; en otro, los malabaristas se suben a sus ‘jirafas’ y buscan derribar a los oponentes.

Mientas mantienen el equilibrio en estos monociclos largos, se las ingenian para tirar a otros competidores. No falta quienes se quiten sus sombreros y los lancen para desconcentrar al inminente derrotado.

Uno de los juegos más divertidos y que llama la atención del público, adultos y niños que ya se sientan en el graderío, es el voleibol de clavas en parejas.

Los jugadores sostienen una clava en cada mano para arrojar el ‘balón’, una clava de otro color, al otro lado de las hilazas que hacen las veces de red. El equipo contrario debe evitar que caiga al suelo, y en menos de tres toques lanzarla de vuelta.

Los equipos se eliminan entre sí hasta que dos llegan a la final que solo una dupla ganará para hacerse acreedora de un premio y el reconocimiento en júbilo de sus colegas y asistentes.

Disciplinados. Estos artistas callejeros son constantes en sus prácticas en el Oriente de Guadalajara, donde se pueden observar malabares y otras formas de hacer arte. Fotografía: Jonathan Bañuelos

El show continúa

Tras la competencia, un payaso anuncia el inicio del show de malabares y clown, el evento final del encuentro.

El telón que fue montado para la ocasión se abre y cierra para dar paso a los artistas que presentan distintos performances: mimo, baile con aros, malabares con pelotas y clavas, comedia.

El telón cierra y los aplausos resuenan en el espacio público que es apropiado por quienes con su cuerpo y objetos de todas formas y tamaños, se presentan día a día en los cruceros de la ciudad.

Es arte callejero puro, una muestra de comunidad, de colectividad; es arte que requiere de disciplina y le sobra el estigma social de quienes muchas veces les han juzgado mientras, desde sus autos, esperan la luz verde.

Espectacular. Además de realizar sus talleres y prácticas en el Oriente de la ZMG, estos artistas se empeñan en llevar su trabajo a otros rincones de la capital de Jalisco. Fotografía: Jonathan Bañuelos

Haciendo comunidad con malabares

Circus Mafia GDL es un colectivo que surgió hace cuatro meses con el fin de transmitir su conocimiento en los malabares a los adultos y menores que estén interesados, pero también como un proyecto para rescatar espacios públicos.

Muestra de ello, compartió ‘Gorka’, integrante del colectivo, es que durante las presentaciones que organizan cuentan con apoyo de los mismos malabaristas, vecinos de los barrios que visitan, o comerciantes, sus patrocinadores.

“Tratamos de rescatar los espacios públicos, llegamos y un día antes limpiamos y activamos la zona, repartimos volantes, invitamos a la gente del barrio, del vecindario.

Uno como artista ve los escenarios y dice, ‘está chido, ¿por qué no lo están usando?’ al final no tiene nada de malo, están abandonados, la gente no los toma en cuenta”.

Desde algún crucero de la ciudad, plaza, o el Parque Revolución, este colectivo busca compartir su conocimiento con otras personas, y consolidar la escena en la considerada capital de los malabares.

‘Zuno’, comparte que en el ‘Rojo’ ofrecen talleres multidisciplinarios, desde malabares a teatro físico, y que quienes no se interesan en aprender, igual disfrutan el espectáculo desde alguna banca del parque.

“Hay muchas compañías de circo y muchos espacios muy buenos, pero en pandemia cerraron, entonces toda esa banda que acudía hacia allá, (viene) al ‘Rojo’, es un punto de encuentro”.

Para ‘Cape’ hay algo más, un valor agregado en cada truco que se hace. Él enseña a niños y niñas y sabe lo que significa para ellos poder alcanzar metas y superarse a sí mismos.

“Es esta sensación de crear autoestima en uno mismo, porque muchas de las actividades que tienes en el día, desde un juego o un reporte, refuerzan tu autoestima”.


Fotografías: Jonathan Bañuelos.

Artículo anteriorSesión 83: Orgullo 3 🌈
Artículo siguienteLeticia Servín, “más fuerte que nunca”
Ciudad Olinka
Medio informativo enfocado en difundir el legado cultural y artístico de las regiones de Jalisco.