Es posible que el culto a Tláloc haya llegado a Occidente durante el periodo Clásico, entre el siglo V o VII d. C.


EntornoDios de la lluvia y figura adorada en Mesoamérica. Tláloc es una deidad que las etnias del Centro de México asociaron a la agricultura y la abundancia, pero su culto llegó más allá de esa región, dejando huellas sobre cómo se llegó a venerar a esta figura en el Jalisco prehispánico.

Aunque en el Centro del país el culto a Tláloc fue bien documentado, en Occidente la presencia de esta deidad es bastante discreta.

Sin embargo, arqueólogos como Erick González Rizo se han dado a la tarea de rastrear los vestigios en torno al dios de la lluvia.

“Lo que está perfectamente claro y sin debate es que Tlaloc no es de aquí, es un dios intrusivo, no viene de la región Occidente, lo que no estaba muy claro es cuándo aparece aquí, cuando aparece su culto o su momento principal, su auge”.

El arqueólogo comparte que es posible que el culto a Tláloc haya llegado a Occidente durante el periodo Clásico, entre el siglo V o VII d. C.

Además de que se ha encontrado evidencia arqueológica del periodo Posclásico que se le atribuye a esta deidad.


Escucha sobre el pasado:

Locución: Jonathan Bañuelos
Producción: Pablo Miranda Ramírez


Se cree que durante esa época hubo cambios que derivaron en la migración de grupos étnicos desde el Norte de Mesoamérica hacia el Occidente y Centro de México. 

Al mismo tiempo, en Jalisco surgía un complejo arqueológico conocido como Aztatlán, que trajo consigo evidencia de cambios políticos, mercantiles e incluso en las creencias.

Legendario. A este dios se le atribuyen bondades en materia de lluvia, agricultura y abundancia y fue una figura importante en los cultos de las culturas prehispánicos. Imagen: Gobierno de México.

Dios en Jalisco prehispánico

Luego de estudiar fuentes históricas y evidencias arqueológicas, González Rizo señaló algunas regiones del Estado como aquellas donde la presencia del culto a Tláloc era fuerte.

Entre ellas destaca la Región Sur, sobre todo en los valles de Tuxpan o Tamazula o en territorios próximos al Valle de Colima.

“En el caso del Sur de Jalisco sí es muy marcada la iconografía de Tláloc que es muy clásica o parecida a la que vemos en otras regiones de Mesoamérica como la Mixteca, el Centro de México, Veracruz, etcétera”. 

Mientras que en la Región Valles únicamente se ha encontrado una pieza que posiblemente esté relacionada con Tláloc, a pesar de ser la zona arqueológica mejor conocida en el Estado, señala González Rizo.

“No ha habido hallazgo de Tláloc más que un sello de unos centímetros, lo que estaría indicando que probablemente no tuvo una reverencia importante en la Región Valles, sino más bien conforme vamos al Sur de Jalisco su culto crece”.

En las regiones de Los Altos tampoco se han encontrado vínculos con este dios, agrega el arqueólogo. Por ello considera que el culto a Tláloc podría estar más concentrado al Sur, y también en el Lago de Chapala, donde ocurre un fenómeno peculiar.

Sincretismo en Chapala

Durante el periodo Posclásico los habitantes indígenas de Chapala y Mezcala adoraban a una deidad relacionada con el lago.

Dicha figura adoptó características de Tláloc y del dios local, lo que González Rizo señala como un fenómeno de sincretismo en torno al Dios de la lluvia.

“En el caso de Chapala lo curioso es que Tláloc se fusiona con un dios local que se llama Iztlacateotl, que significa ‘Dios escondido’ y que en realidad es una personificación del lago”.

Sin embargo, el arqueólogo menciona que a pesar de que los indígenas adoraban a un dios con características de Tláloc, éste no estaba asociado con la lluvia. En realidad, a Iztlacateotl se le relacionaba con la pesca y el agua.

Tláloc, Dios de la lluvia, es una deidad que las etnias del Centro de México asociaron a la agricultura y la abundancia.
Misterioso. Este dios prehispánico tuvo presencia en algunas regiones del sur de Jalisco, así como en sitios cercanos a la costa de Colima. Fotografía: Cortesía Erick González Rizo.

El arqueólogo detalló que es posible que esta influencia haya llegado luego de los movimientos migratorios de grupos étnicos que se desplazaban al Occidente mexicano. 

Además de que es probable que el culto a Tláloc haya llegado desde las costas del Pacífico y poco a poco “diluirse” hasta fusionarse con las deidades locales.

“Es posible que haya habido una migración de grupos nahuas, pero que fueron minoría y que en lugar de quedarse o imponer el culto a su dios Tláloc, lo mezclan con el dios de los cocas”.

Esta investigación “‘Intrusos divinos’. El culto a Tláloc en el Occidente de México” se encuentra disponible en la revista Anales de la Antropología, del Instituto de Investigaciones Antropológicas de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).


Fotografías: cortesía Erick González Rizo, Gobierno de México.

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Pablo Miranda Ramírez
Eterno aprendiz de reportero con interés en el Periodismo Científico. Colaboró en medios como El Informador, Radio UdeG Ocotlán, y en la Agencia Informativa Conacyt.