En México hay pocos sitios arqueológicos de petrograbados que se ubican directamente sobre las franjas costeras y que además estén relacionados culturalmente con otros puntos.
En Jalisco está la excepción, pues se ha demostrado que los petrograbados de la playa Las Peñitas mantiene relación con la Peña Pintada, ambos en Tomatlán, y con el sitio de Mazatepetl, en Casimiro Castillo.
Esto lo aseguró Eduardo Ladrón de Guevara Ureña, arqueólogo del Centro INAH Jalisco, durante el “V Coloquio de Arqueología de Michoacán y sus áreas vecinas”.
Dijo que la abundancia de motivos gráficos plasmados, sobre los afloramientos de rocas ígneas, parecen compartir formas y orientaciones entre los distintos sitios arqueológicos de la región.
Esto lleva a los expertos a plantear la existencia de “un corredor ideológico”, que bordeaba la costa jalisciense en tiempos prehispánicos.
Frente al mar, en Tomatlán
Compartió que el sitio de Las Peñitas se ubica cerca de la localidad Campo Acosta, Tomatlán y que fue investigado durante el salvamento arqueológico Chalamar.
“En el sitio hay seis conjuntos de petrograbados que corren paralelos a la costa y, en algunos casos, tienen un alto contacto con el oleaje”.
“Cada uno de esos grupos alberga desde uno hasta 64 motivos, los cuales en su mayoría representan espirales y círculos, aunque también llegan a incluir tallas antropomorfas y zoomorfas, lo mismo que figuras abstractas”.
Ladrón de Guevara Ureña expuso que se pudieron haber elegido grandes rocas para hacer los grabados en ellos debido a que los antiguos lo ligadan a una mayor sacralidad del objeto rocoso, cuanto más grande fuese el mismo.
Según estudios regionales previos de investigadores como Joseph B. Mountjoy y José Beltrán, los grabados datan del 600 al 900 después de Cristo.
“Estos sitios costeros se caracterizan por una gran visibilidad y un fácil acceso. Eran espacios abiertos idóneos para rituales al aire libre”.
Similitudes en los vestigios
Muchos de los petroglifos de Las Peñitas se orientan hacia el cenit y no rumbo al nivel del suelo, lo que podría aludir a la existencia de un culto solar en el lugar.
De igual forma la Peña Pintada posee grabados que se orientan hacia el cenit.
Y éstos, al igual que los de Mazatepetl, comparten figuras como los espirales con círculos y líneas radiadas.
El arqueólogo asegura que es difícil establecer un significado exacto para motivos como los espirales, pues podrían aludir tanto al sol como a un culto a Quetzalcóatl.
Aunque puntualizó que no debe descartarse que una misma representación pudiera haber sido polisémica para las culturas prehispánicas de la Región Costa de Jalisco.
“Aun cuando no conocemos el significado preciso de cada elemento, la continuidad de los mismos, a lo largo de la costa, habla de la existencia de diversos actores sociales en toda la franja jalisciense”.
“Los cuales emplearon, en distintos espacios y tiempos, símbolos compartidos para, quizás, representar ideas similares, lo que nos lleva a plantear la existencia de un corredor ideológico”, finalizó.
Fuente: INAH
