Hace algunos ayeres, la belleza y tranquilidad de Guadalajara se convirtió en sinónimo de modernidad, elegancia y romanticismo, lo que hizo que se ganara uno de sus títulos más famosos: La Ciudad de las Rosas.
Pero, ¿de dónde viene ese título?
El historiador Carlos Silva Cortés, maestro en Historia de México, relata que durante las décadas de los 60 y 70 había rosales plantados en diversos puntos de la ciudad, lo que convirtió a las rosas en un referente para Guadalajara.
“Las rosas tienen su origen en Europa, con climas fríos, así como tal no existían en América. Pero en el siglo 19 empezaron a cultivarse más en Guadalajara para emular jardines europeos o paseos de Francia o Inglaterra y poco a poco a popularizarse”.
La idea de tapizar la ciudad de rosas llegó desde Agustín Gómez y Gutiérrez, quien fue director de Parques y Jardines de Guadalajara.
Se dice que durante una visita a Estados Unidos y Canadá el funcionario tapatío quedó cautivado por esas flores, por lo que pensó en plantar rosales en la capital.
Durante esa época se podían observar rosales en puntos de la ciudad como Plaza de la Liberación, el Parque Alcalde o el Hospicio Cabañas, entre otros más.
“Con la influencia de Gómez y Gutiérrez, se empezó a propagar esta planta de diferentes formas y colores en nuestros camellones y parques. Hace unos 50 años el clima no era tan caluroso como hoy. El clima fresco permitió que abundaran más esas rosas”.
Silva Cortés, quien también es aficionado a la botánica, explica que la imagen de la Ciudad de las Rosas quedó plasmada en el imaginario colectivo del tapatío y poco a poco, gracias al cine, esa esencia de romanticismo llegó a más personas.
“Sobre todo había rosas de colores pasteles, que se asociaban al romanticismo europeo. La mentalidad de los tapatíos y de muchos mexicanos todavía estaba enfocada en emular lo que se veía en Europa o Estados Unidos”.
En la pantalla grande
Con sus investigaciones Carlos Silva ha conocido cómo se desarrolló la botánica en Guadalajara durante el siglo pasado.
Pero también se ha encontrado algunos episodios relevantes para la ciudad, como el posible origen del apodo de “La Ciudad de las Rosas”.
El historiador menciona que durante los años 60 y 70 se exhibieron películas que mostraban a Guadalajara tapizada de rosales.
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Algunas de ellas, como El juicio de Martín Cortés: El crimen de ser mexicano, daba muestra de los rosales que había frente al Teatro Degollado.
“Hay una película de 1966 que se llama Ven a cantar conmigo, donde se ve el Hospicio Cabañas, el Parque Agua Azul y el Parque Rehilete Alcalde abarrotados de rosas, y gran parte del imaginario mexicano vinculó a Guadalajara como Ciudad de las Rosas por esa película”.
Aunque las rosas ya no abundan en la ciudad, Carlos Silva considera que es una buena oportunidad para explotar y sembrar especies nativas en jardines y calles de la ciudad y que estas se puedan desarrollar sin problemas en su hábitat.
Fotografías: Flick/Rosângela Lopes Lima.