
Por Alejandra Valenciano, para La Vida en la Costa
El Pitillal es una de las cuatro delegaciones en que se divide la ciudad de Puerto Vallarta.
Hace todavía 20 años ―antes de que que se detonara la acelerada urbanización del puerto― un viaje a El Pitillal se equiparaba con una excursión a otro pueblo.
Eso, más su alta densidad poblacional y dinamismo económico, hace que algunos lugareños se refieran a la delegación como “otra galaxia”.
El dibujante mexiquense José Fabián Estrada, alias “Maldito Perrito”, rescató la esencia de este barrio, al pintar un mural en lo que antes era un mercado abandonado y que ahora se convertirá en un centro cultural.

Al inaugurarlo, durante una pequeña charla con artistas locales, el dibujante compartió parte de su proceso creativo.
“Fuimos a hacer una vuelta a El Pitillal y me sorprendió bastante ver que venden pulpas de fruta en bolsa; yo nunca lo había visto. La yaca no la conocía, ¡está bien rica!”.
“El valor que tenga el mural se le dará en el futuro con las cosas que se generen aquí y con las personas que sepan apropiarse del lugar, representarlo y reconocerse en partes del mismo”.
De acuerdo con el Instituto Vallartense de Cultura, el nuevo Centro Cultural El Pitillal ofrecerá talleres de talabartería, huarachería y serigrafía; también habrá clases de danza aérea y un muro para escalar.

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El arte de contar cosas feas con dibujos bonitos
José Fabián Estrada es un joven diseñador gráfico del Estado de México, que se ha hecho famoso por los dibujos que retratan la vida cotidiana del lugar donde nació y vivió durante 30 años: Ecatepec.
Aunque ese lugar podría ser cualquier otro barrio de América Latina, uno en el que “tengas que trasladarte más de dos horas para llegar a tu trabajo –con el riesgo de que te puedan asaltar o desaparecer–, para ganar lo mínimo y a veces sólo para vivir, y que eso lo repitas por más de 40 años”.
Así describe Maldito Perrito la desigualdad que condiciona la vida de millones de personas en la región, pero que al mismo tiempo sorprende a quienes observan su obra desde otra posición social.
“La gente que me dice ‘ay es que tú estás hablando siempre de la pobreza y de lo que es vivir bien culero y que te vaya bien mal y que te asalten’“.

“Y yo sólo les digo: ‘esta es la realidad que a mí me tocó, yo no sé cómo vivas tú. Y no nada más soy yo, sino un montón de generaciones que lo viven igual”.
“Pero, tal vez, lo que se te hace significativo es que jamás se les había escuchado ni se había volteado a ver a ese lado, el de una gran población que vive así”..
“No estoy hablando nada más de mi y de mi colonia, sino de un problema que se extiende por muchos países”.
El dibujo como trinchera y acto de resistencia
A Maldito Perrito le gusta definirse simplemente como dibujante, porque es lo que más le gusta hacer, dibujar.
“No me considero artista, no me considero ilustrador y mientras más alejado esté de eso, mejor. Respeto mucho que cada quien quiera ponerse su nombre de lo que hace, pero a mí, la verdad, me gusta quedarme nada más como dibujante”.

Lo importante no son los dibujos, sino los movimientos e ideas a los que le da voz, pues “la mayoría de veces nuestra labor es darle vida a otras voces”.
“Vivir en este país significa que cuando llega un nuevo gobernador solamente sabes de su presencia, porque las banquetas o los puentes ya no son del mismo color: cambian de amarillo a naranja o verde; es lo único que los hace distintos.
“Los colores cambian pero todo alrededor sigue igual”.
Obras a partir y para la gente
Este dibujo formó parte de una campaña nacional de Coca Cola y aunque muchos pensarían que trabajar con grandes marcas es el sueño de cualquier ilustrador, no es algo de lo que Maldito Perrito se sienta orgulloso.
El reconoce que es una de las principales empresas acaparadoras y contaminadoras a nivel mundial, pero admite que “si no lo acepto, tampoco como”, así que él trata de compensarlo dándole visibilidad a quienes mueven la comunidad todos los días.
“Traté de basarme en las personas que conozco de primera mano, a las personas que he conocido en el lugar donde crecí y que de cierta forma solo así puedo reconocer su trabajo. La marca no existe sin las personas que la atienden“.
Un tema recurrente en los dibujos de Maldito Perrito es el transporte público, “un espacio tan grande y a la vez tan chiquito que amas y odias, porque así cómo te puede llevar bien fácil a tu destino te la puede hacer bien cansada para que no llegues”.
“Yo que vivo en el margen de la ciudad y tengo que desplazarme hasta tres horas para llegar a la escuela o al trabajo para mi el Metro significa un montón de historias, tanto buenas como malas”.
Cuatro consejos para vivir de hacer dibujitos
- Colabora
Visibiliza a otros artistas a través de tu trabajo sobre todo en el contexto de la pandemia. - Sé constante
No esperes a tener la pluma más cara y el papel más sofitiscado. Empieza con lo que tengas. - Materializa tus dibujos
Imprímelos, enmárcalos, haz stickers, pines, etcétera. - Nunca olvides de dónde vienes y construye desde ahí
Descentralizar el arte y la cultura, implica revalorizar las particularidades de cada lugar y construir nuestras propias estructuras, de lo contrario seguimos replicando y apoyando la relación centro-periferia.”Seguimos dándole valor a las cosas grandotas y visibilización a quienes siempre la han tenido cuando podríamos estar hablando de todos los que estamos haciendo cosas en la periferia”.