En la Región Altos Norte permanece el único ejemplo del sistema de presidios creados lo largo del Camino Real de Tierra Adentro, durante la época colonial: el Fuerte de Ojuelos.
Éste fue creado para proteger los metales preciosos extraídos de las minas, en el territorio conocido como los llanos de los Chichimecas, de las rebeliones indígenas.
Según el doctor en arquitectura Luis Ignacio Gómez Arriola, este inmueble que se encuentra bien preservado, recientemente recuperó la disposición original de sus espacios.
Se trata de una estructura defensiva con un portón como único acceso y un patio central empedrado —donde descansaban las recuas— delimitado por corredores con cuartos en los flancos, y una triple crujía que servía para guardar las mercancías en tránsito.
Trabajan para su recuperación
Hace diez años de que el Camino Real de Tierra Adentro fue declarado patrimonio cultural de la humanidad, por parte de la UNESCO.
Eso ha incentivado diálogos con el gobierno de Ojuelos para que en el fuerte se retiren paulatinamente las estructuras añadidas en las últimas décadas.
Algunas de ésas, incluso, habían convertido las espectaculares crujías en oficinas y bodegas.
“Gracias a este proceso se tiene una apreciación mejor y más clara de todo el conjunto. La última intervención se llevó a cabo hace año y medio y consistió en trabajos de conservación en los muros exteriores y de restauración en algunos contrafuertes”.
Expresó que en estos estribos se descubrieron diseños barrocos hechos con la técnica de rajueleado (pequeñas piedras colocadas sobre los morteros).
“Asimismo, se retiraron todas las divisiones realizadas en las tres naves que originalmente sirvieron de trojes. Este espacio funciona ahora como auditorio”.
El Fuerte de Ojuelos es uno de los 60 sitios que componen el Camino Real de Tierra Adentro y el único sobreviviente del sistema de fortalezas a lo largo de la ruta.
Indicó que los aspectos pendientes están relacionados con el entorno urbano, pues no se ha integrado de forma armónica al conjunto histórico que prevé la declaratoria.
“Porque además del viejo presidio se contempla el Templo de San José, la Casa Grande de la Ex Hacienda de Ojuelos, el mercado conocido como Parián y el antiguo puente”.
Alrededor del Fuerte de Ojuelos, además, existen anexos que, en su momento, no fueron adquiridos por el ayuntamiento, que podrían recuperarse mediante gestiones municipales.
Un sitio de posada y protección
Gómez Arriola recordó que esta zona (donde hoy colinda Jalisco con Zacatecas, Guanajuato y San Luis Potosí) era una de las más desprotegidas en la Ruta de la Plata.
Ahí, entre la Villa Protectora de San Miguel y Zacatecas, el virrey Enríquez ordenó al capitán Pedro Carrillo Dávila la creación del presidio de Ojuelos; esto en 1570.
Aquí no sólo se resguardaban los metales preciosos, también había posadas, que brindaban seguridad a los viajantes de la ruta que iba de Ciudad de México a Santa Fé, Nuevo México.
“Una jornada del camino equivalía a 27 kilómetros, aproximadamente, por lo que a esa distancia solía ubicarse un lugar para guarecer a los arrieros y a las recuas con los cargamentos de plata”.
“Puesto que las llamadas tribus chichimecas (tepehuanes, caxcanes, zacatecas y guachichiles) solían atacarlos. Esas escenas que vemos en las películas de los western, también se daban en la Nueva España“, refirió.
De la veintena de fuertes que debieron existir a lo largo del Camino Real de Tierra Adentro, solo este sobrevivió; muchos fueron arrasados y otros más sucumbieron al tiempo.
“El Antiguo Presidio de Ojuelos nos ayuda a entender como debió ser el resto”, anotó Gómez Arriola .
En 1977, el inmueble lo adquirió por el Ayuntamiento de Ojuelo, ya restaurado y declarado Monumento Histórico.
Gómez Arriola recordó que el INAH participó en la supervisión de la restauración, a través de la asesoría del arquitecto Gonzalo Villa Chávez.