En la oficina del maestro Oscar hay muchos ruidos: el soplido del aire en los árboles, aves que cantan, insectos que grillan y el sonoro croar de ranas y sapos.
Sin embargo, ahí no hay ningún animal, todo ese sonido es parte del registro que el investigador inició para tratar de identificar especies animales en Jalisco.
Desde el Centro Universitario de Ciencias Biológicas y Agropecuarias (CUCBA), el maestro Oscar Reyna Bustos compila audios de animales como aves o anuros (sapos y ranas) para luego analizarlos y clasificarlos según la especie para crear un banco de sonidos naturales.
Reyna Bustos explica que la bioacústica es una rama de la Biología que estudia los sonidos emitidos por la fauna silvestre (biofonía). También existen ramas similares que analizan el ruido de humanos (antropofonía) o de elementos naturales como volcanes, ríos o mares (geofonía).
En la naturaleza los animales emiten sonidos que suele tener un propósito, como atraer pareja, ahuyentar depredadores o alertar a otros individuos. Pero cada sonido es peculiar y tiene características que ayudan a clasificarlos.
“Es importante poder caracterizar y saber a quién pertenece un canto en particular, y esto nos ayuda, mediante la bioacústica, a identificar o determinar las especies en función del canto de cada una de las especies”.
“Cada sonido tiene características peculiares por las maneras en las que se dispersa en el ambiente”.
Con cada audio captado se elabora un registro con características como frecuencia, intensidad o duración. Con esta información se crea una especie de “catálogo” de sonidos, datos que podrían usarse para complementar otros bancos de datos ya disponibles.
🐸 Escucha esta historia:
Locución: Diego Barba
Producción: Pablo Miranda Ramírez
Animales ante el micrófono
Para elaborar el registro, el maestro Reyna Bustos organiza excursiones con sus alumnos. Durante los recorridos, que son a altas horas de la noche, graban a los animales mientras emiten ruido. Por ahora, y aunque ya ha documentado el sonido de aves, el objetivo también son sapos y ranas.
El registro que obtuvo contempla especies de Nayarit, Michoacán, Aguascalientes y Guanajuato.
En cuanto a los anuros en Jalisco, el investigador señala que se trabaja en la búsqueda de especímenes en zonas naturales jaliscienses como la Sierra de Quila, el Bosque de La Primavera, las faldas del volcán de Tequila o la Barranca de Huentitán.
“Cuando nos adentramos en el bosque empezamos a buscar anuros, una vez que detectamos un individuo que está cantando, colocamos el micrófono y lo ubicamos a unos 30 centímetros por encima del animal e iniciamos a grabar”.
Posteriormente, cada uno de los sonidos registrados atraviesa un análisis en el que se documentan características como su tiempo, fuerza o potencia; esta información se vincula con la especie que emitió el sonido y así se establece un registro de cada animal.
El investigador tapatío resalta que la información obtenida en cada ubicación también es útil para observar si hay diferencias entre especies que habitan en distintas localizaciones.
Registros que entran por el oído
El doctor Reyna asegura que se tiene registro de tres especies que habitan el Bosque de La Primavera, en la Zona Metropolitana de Guadalajara, así como otras 14 que fueron grabadas en la Sierra de Quila.
Reyna Bustos destaca que aún faltan especies por identificar con base en su canto, no obstante, trabajos como este podría ser un primer paso para conocer cuáles son los animales que habitan en nuestros alrededores.
Por ahora el investigador y sus alumnos se han centrado en bosques de Jalisco, pero no descarta aumentar la cobertura.
Este investigador encuentra fascinantes a las aves y anuros y desde su fase como docente universitario procura involucrar a sus alumnos en las excursiones.
Pero también los invita a reconocer a los animales por su canto y asegura que escuchar a las distintas especies es un método para aprender sobre biología y así respetar más a la naturaleza.
Fotografías: Naturalista/Jesusrc7, Pablo Miranda Ramírez