Imponente sobre su glorieta, la Minerva vigila a sus tapatíos. A su alrededor, cientos de personas festejan el triunfo que les dio la corona sobre otros equipos: es un inmenso mar rojiblanco conformado por una diversidad de gente de distintos grupos sociales, que, cuando se trata de fútbol, se unen como sociedad.
Este fenómeno social ha sido abordado por el doctor Andrés Fábregas Puig, director del Centro de Investigaciones y Estudios Superiores en Antropología Social (CIESAS) sede Occidente, quien desde el año 2000 observó la relación entre el equipo de fútbol tapatío Chivas de Guadalajara y el comportamiento y reacciones de su afición en la capital jalisciense.
“Al ver esa fiebre de fútbol que se vivía en Guadalajara, siendo mi familia partidaria de las Chivas, decidí que tenía que ver qué pasaba con el fútbol y empecé a trabajar el tema, ahí me di cuenta que había muchas aristas que estaban relacionadas con un simbolismo muy arraigado que podían significar muchas cosas para el aficionado”.
Para entender a la afición, Fábregas Puig realizó trabajo de campo en los alrededores del Monumental Estadio Jalisco (la antigua casa de las Chivas), donde conoció de cerca las actividades y comportamiento de los aficionados cuando visitaban el recinto y la pasión que derrochaban.
“En 1999 llegué a Guadalajara a instalarme y me di cuenta de que el futbol es algo muy importante en la vida cotidiana de la ciudad y la gente, y me pregunté como antropólogo si había bibliografía sobre el tema, pero al buscarla encontré que ningún antropólogo mexicano se había preocupado del estudio del deporte”.
Un reflejo de lo nacional
Sobre el pasto, los rojiblancos están listos para patear el balón. Al sonar el silbatazo inicial, 11 mexicanos se lanzan al ataque.
Chivas mantiene la tradición de que su alineación la integren sólo mexicanos (“regla chivista”); al respecto, Fábregas considera que esa característica es un factor que ayuda a impulsar ese sentimiento de pertenencia y cohesión identitaria entre los aficionados.
Además, eso incentiva que los seguidores vean al equipo como alterego de la Selección Mexicana, pues dicho requisito también aplica para la escuadra nacional; lo que replica el pensamiento popular local de “Jalisco es México”.
“Los aficionados ven a la sociedad mexicana retratada en ese símbolo, es decir, cuando saltan las Chivas al estadio de futbol, salta México como cuando lo hace la Selección Nacional, y creo que eso no es una construcción banal, sino que puede significar que el nacionalismo popular existe”.
El antropólogo señala que en el caso de las Chivas hubo éxito en la creación de una supra identidad nacional, un fenómeno que también se observa en las identidades regionales que han creado otros equipos, por ejemplo, en Ciudad de México.
Estadio Jalisco, un ecosistema
Al norte de la Perla Tapatía, en la colonia Independencia, se impone un coloso de concreto en lo alto de una colina; cuando hay jornada futbolera, las grises calles que lo rodean se convierten en un festival: tortas ahogadas, playeras de los equipos, balones y cánticos. La fiesta del fútbol se vive dentro y fuera del Monumental Estadio Jalisco, un recinto que ha sido testigo de la pasión futbolística de los jaliscienses.
Inaugurado en 1960, el Monumental Estadio Jalisco fue el escenario que eligió el Fábregas Puig para indagar sobre la pasión de los aficionados de las Chivas. Como si fuera un ecosistema más, el antropólogo se adentró en ese entorno para conocer un poco más sobre cómo los admiradores expresaban su pasión e identidad por ese equipo.
Aunque el recinto actualmente ya no es el estadio oficial de Chivas –que solían jugar como locales los domingos a mediodía–, durante su época de estudio el doctor Fábregas observó que los aficionados acudían al estadio en grupos definidos por parentesco o por barrio, además de que eran comunes los desayunos en la zona, evitando comer birria de chivo.
“Observé que había cierta solidaridad de barrio que era conservada y el simbolismo hacia el equipo hacía que destacara aún más”.
Por otra parte, dentro del estadio constató la división de clases sociales según las zonas del recinto. Mientras que en las partes altas del estadio se encontraban quienes son de poco poder adquisitivo, en los palcos se instalan los más ricos y en las zonas bajas, una mezcla de ambos grupos.
El doctor entrevistó a aficionados de las diferentes zonas del estadio y en ocasiones encontró a seguidores de Chivas que acudían de ciudades estadounidenses como Chicago, Los Ángeles o San Francisco, quienes le aseguraron al antropólogo que asistían a esos partidos porque “las Chivas representaban a México y ahí se sentían mexicanos”.
“Es un símbolo que cruza las clases sociales, eso quiere decir que las identidades culturales pueden llegar a ser más fuertes que las identidades de clases, serás rico o pobre, pero eres del Chivas”.
Una afición que soporta los cambios
En 2002, Chivas de Guadalajara dejó de ser una asociación civil. El equipo fue adquirido por el empresario Jorge Vergara, quien convirtió ese organismo en una empresa y los mudó hacia otro estadio. Los cambios en la administración son un tema que aún es debate entre los aficionados, pero también es un episodio más para entender a su afición.
Emmanuel Casillas Patiño, estudiante del doctorado en Antropología Social del Colegio de Michoacán, aborda este tema y como parte de su investigación de posgrado, El Club Deportivo Guadalajara, de asociación civil a empresa deportiva, 1993-2016, busca conocer cómo ha reaccionado la afición chivista ante estos cambios en la administración.
El también historiador por la Universidad de Guadalajara (UdeG) contempla un análisis de economía política para conocer los cambios en el equipo desde esta perspectiva, pero también para buscar qué relación hay entre esta mutación y las reformas neoliberales implementadas en México desde la década de 1980.
“Todo esto es un cambio institucional, pero estos cambios también son experimentados por los aficionados de un equipo que, de algún modo, condensa ciertas representaciones de la identidad mexicana que se formaron en otra etapa del Estado mexicano”.
Luego de indagar entre aficionados, ex socios del club, hemerotecas y estadios, Casillas Patiño observó que los apasionados chivistas suelen hacer referencias históricas sobre los logros y las costumbres que representaban el equipo, y esta conducta se alimentaba con el sentido de pertenencia que brindaban situaciones como acudir al Estadio Jalisco.
El investigador menciona los seguidores están en una etapa en la que se está acostumbrando a la transición del equipo. Considera que observar cómo los aficionados se transforman por la influencia de empresarios en los clubes también es un factor para entender al fútbol.
“Mi principal preocupación era observar cómo había cambiado la experiencia del aficionado, cómo ciertos sectores de la población tapatía se van quedando fuera; por ejemplo, el nuevo estadio tiene opciones limitadas de movilidad, ya no pasa lo mismo con el Estadio Jalisco, donde a veces la gente se iba en camión o caminando. Puede que cada vez sea más difícil que los aficionados de ciertos sectores acudan a un partido de las Chivas”.
Chivistas muy tapatíos
Al igual que Casillas Patiño, el doctor Fábregas Puig considera que el perfil del aficionado está en continua evolución y ha sufrido cambios notable desde que el equipo trasladó sus partidos hacia otro estadio, localizado en Zapopan.
No obstante, indica que el perfil del chivista de Guadalajara puede considerar rasgos como el favoritismo hacia la comida típica, como tortas ahogadas y tacos dorados, pero también manifiestan orgullo de ser oriundos de la Perla Tapatía y demuestran un aversión hacia aficionados del equipo América, o hacia su rival local, el Atlas.
Esta última rivalidad se basa en la lucha por saber quién es el equipo representante de Guadalajara, señala el investigador.
Esta enemistad basada en el fútbol también se observa en otras parte del mundo; Fábregas Puig recuerda los casos de equipos españoles como el Real Madrid y el Barcelona, o los serbios Estrella Roja y Partizán.
Deporte y ciencias sociales
Influenciado por el trabajo del doctor Fábregas y su libro Lo sagrado del Rebaño: el futbol como integrador de identidades, Casillas Patiño empezó a indagar sobre la antropología y los deportes. Este becario Conacyt estima que en México este tema aún no se ha abordado a profundidad, pero es un tópico que aún puede aportar mucho conocimiento a la sociedad.
“Me gustaría seguir estudiando esta línea de investigación, el futbol es sólo un pretexto para entender a la sociedad, y otros aspectos de la vida cultural y social de México”, señala el joven investigador.
Él recuerda que desde sus años de estudiante en la Escuela Nacional de Antropología e Historia existía un prejuicio sobre el estudio del deporte, no obstante, motivado por su pasado como basquetbolista, el doctor Fábregas buscó la manera de indagar en las formas en las que el deporte impacta en las sociedades contemporáneas.
Menciona que esta rama de la antropología ya podría considerarse una especialidad, y asegura que existen estudios que abordan a deportes como el fútbol o la lucha libre y que se han convertido en tesis que siguen aportando conocimiento a las ciencias sociales.
“Ni siquiera en la religión he observado ese tipo de pasión como con el fútbol, el deporte tiene algo que aún no hemos percibido en su totalidad”.
Fotografías: Pablo Miranda, Chivas