Mucho se ha estudiado sobre las obras de los grandes pintores mexicanos, pero poco se sabe sobre aquello que los caracterizaba como seres humanos: sus miedos, anhelos, errores, ideologías y orígenes.
El profesor investigador del Centro Universitario de Arte, Arquitectura y Diseño (CUAAD), maestro Enrique Javier Navarro Torres, tras un arduo trabajo de seis años creó El libro azul. Ensayos críticos en torno a seis pintores emblemáticos del occidente de México.
Dicha publicación reflexiona, de forma crítica, sobre la vida de los pintores Hermenegildo Bustos y José Chávez Morado, originarios de Guanajuato; Saturnino Herrán, de Aguascalientes; Francisco Goitia, de Zacatecas y Juan Soriano y Gerardo Murillo “Dr. Atl”, de Jalisco.
“Son seis ensayos con los que busco desacralizar a estos seis santones, peces gordos de la cultura nacional, para bajarlos del pedestal y ponerlos a ras de piso con todos sus claroscuros. Quiero mostrarles a los estudiantes de arte del país, investigadores, diletantes, especialistas, que los artistas son gente común y corriente que viven la vida como nosotros, con defectos, altibajos, pero con un plus: que tienen una vocación artística”, explica Navarro Torres.
El libro, de 200 hojas, es un trabajo de investigación del también autor plástico con más de 30 años de trayectoria artística y 24 de docencia como profesor investigador de tiempo completo.
¿Por qué elegir a seis grandes artistas originarios de esta región, que oscila entre el Occidente y el Bajío Mexicano? Navarro Torres dijo que es porque justo aquí existen hilos conductores culturales que marcan una fuerte religiosidad, “cierta mochería” –como afirma el académico–, la charrería, el tequila, la fiesta, entre otras manifestaciones que empaparon las vidas de “seis tipos muy lúcidos, inteligentes y preparados”, como los describe.
Tras consultar biografías, estudiar libros de distintos acervos y charlar con personas que conocieron a algunos de los pintores, Navarro Torres narra anécdotas asombrosas sobre estos personajes, como el caso de Bustos, quien era indígena otomí, que sin estudios académicos se convirtió, en el siglo XIX, en el máximo artista de retrato en la nación, uno de los géneros pictóricos más difícil.
“Cuando lo investigué era asombro: Bustos no sólo era pintor; era sacristán del templo; campanero; el que hacía muebles de ébano; el que escribía los versos del Viacrucis; sastre; confeccionaba sarcófagos; prestamista; hortelano; dominaba como 20 oficios”, detalla.
Otro con una historia sorprendente es la del “Dr. Atl”, quien participó en la Revolución Mexicana junto con Venustiano Carranza.
“Es impresionante que a pesar de que era un gran artista, como ser humano era alguien al que se le podía sacar la vuelta: era peligroso en el sentido de que no podías confiar en él, era fascista, escribió durante 10 años artículos que denostaban a los judíos y que se publicaban en el diario El Universal ; era antisemita de hueso colorado”, declara.
Goitia, por su parte, era un hombre que desde temprana padeció perturbaciones mentales, asegura. “Eso nadie te lo dice. Ni siquiera su biógrafo, el médico Alfredo Luna Arroyo, jamás explicó eso. Cómo es posible que un pintor de su calibre haya estado enfermo; sin embargo, fue muy funcional e hizo gran pintura”, sostiene.
El libro azul fue editado con el apoyo de la Secretaría de Cultura de Jalisco (SCJ) y cubre un arco temporal de 200 años: de 1832, con el nacimiento de Bustos a 2006, con la muerte de Soriano. “Esta es una versión refrescante y renovadora de seis santones, vista desde la óptica de Enrique Navarro Torres, propongo una visión nueva y una nueva brecha para degustar a estos seis grandes artistas”.
Estas historias, contadas a manera de ensayo, llegaron a Navarro Torres gracias a documentos de distintas bibliotecas y consultas con sus biógrafos.
El libro azul se puede conseguir en la librería Mariano Azuela del Exconvento del Carmen y puede ser consultado en las bibliotecas que pertenecen a la red de la SCJ, localizadas en distintos municipios del Estado; así como en las bibliotecas: Pública del Estado de Jalisco Juan José Arreola; del Centro Universitario de Ciencias Sociales y Humanidades (CUCSH), del CUAAD Artes Plásticas; de El Colegio de Jalisco; del ITESO, entre otras.
“Es importante que los jóvenes artistas y los investigadores, y gente mayor, sepan que los artistas no son dioses, ni profetas y son gente de carne y hueso que viven amores, tristezas perturbaciones, miserias, riquezas, disposiciones, aberraciones, iluminaciones”, señala.
Algunos trabajos de este académico del CUAAD son la presentación de 11 exposiciones pictóricas individuales y 50 colectivas en museos y galerías de México y Estados Unidos de América; fue ganador, en dos ocasiones, del Salón de Octubre; ha participado en la restauración de edificios patrimoniales del Centro de Guadalajara; así como académico del CUAAD, ITESO y del Centro de Educación Artística (Cedart) José Clemente Orozco, del INBA.
Fuente: Universidad de Guadalajara
Información: Iván Serrano Jauregui
Fotografía: Fernanda Velázquez