Ofelia Carranza Puente vive en el ejido Ahuacapán, en el municipio de Autlán de Navarro, en la Región Sierra de Amula. Ella fue testigo de cómo esta zona sufrió un deterioro ambiental.

Desde hace tres años, se unió a un pequeño grupo interesados en rescatar lugares como El Charco de las Trucha, un espacio arbolado donde los niños solían bañarse antes de que el río estuviera anegado de basura.

Con el apoyo de la Dirección de la Reserva de la Biósfera de la Sierra de Manantlán, los ejidatarios conformaron el grupo comunitario “Turismo de naturaleza”, cuyo objetivo es promover el cuidado ambiental del lugar, considerado zona de amortiguamiento de esa reserva natural, y generar proyectos de beneficio social.

Ahora Ofelia Carranza Puente y compañía se dedican a cuidar El Charco de las Truchas, a promover el conocimiento científico ambiental de una de las regiones con mayor diversidad biológica de Jalisco y a emprender proyectos económicos que favorecen a todos los pobladores de Ahuacapán.

Ahuacapán
Rehabilitado. El Charco de la Truchas fue rescatado por el grupo comunitario “Turismo de naturaleza”, para promover el cuidadode la zona de amortiguamiento

“Sí ha beneficiado, porque antes no estaba en estas condiciones de limpieza y la comunidad es la que más goza al venir aquí de recreo. En domingo viene más gente y estamos hablando de 180 a 200 personas de Ahuacapán, pero también de los municipios de Autlán, de El Grullo y comunidades más cercanas”, dijo Carranza Puente.

El sitio ahora luce limpio, el agua del río llega a un pequeño estanque donde la gente puede refrescarse. Los miembros del grupo construyeron mesas y una terraza de madera para los visitantes, además de adecuar un área de campismo. Todos los días revisan minuciosamente el lugar para mantenerlo libre de basura no degradable.

A la iniciativa se sumaron la doctora Sarahy Contreras Martínez, quien es experta en colibríes y la maestra Carolina Cabrera Ríos, del Departamento de Servicios Turísticos, del Centro Universitario de la Costa Sur (CUCSur) de la Universidad de Guadalajara (UdeG).

Ambas les han ayudado a generar actividades turísticas y de cuidado del medio ambiente.

Aguacapán
Atracción turística. Tras la recuperación del espacio, habitantes de Autlán de Navarro acuden para convivir con sus familias

Contreras Martínez afirmó que esta zona es privilegiada, pues además de ser un espacio de amortiguamiento que sirve de barrera para evitar impactos ecológicos negativos en la Reserva de Manantlán, es un santuario de colibríes: alberga a 24 de las 25 especies que existen de esta ave en la región centro occidente de México.

Esta riqueza permitió que el grupo comunitario recibiera apoyo de la Asociación de Colibríes Occidentales (Western hummingbird partnership), para implementar recorridos de avistamiento de aves y de conservación del hábitat, lo que hace posible que los colibríes se reproduzcan y desarrollen de manera adecuada, además de cumplir su función como polinizadores de plantas.

“Son recorridos por el sitio para que los habitantes aprecien los colibríes. El grupo tiene material de buena calidad que el Western Hummingbird Partnership les ha donado como binoculares, manuales y guías de observación. Además de que dos personas fueron capacitadas para ofrecer los recorridos y atender al público”, explicó Carranza Puente.

Ahuacapán
Apoyo. La Asociación de Colibríes Occidentales ha colaborado al rescate de la zona, con la implementación de un proyecto de avistamiento de aves

Los avistamientos de aves forman parte de un proyecto que incluye senderismo y recorridos guiados culturales y de interpretación ambiental, además de un restaurante comunitario en El Charco de las Truchas, que es administrado y atendido por las ejidatarias y cuyos recursos económicos se reinvierten en el proyecto, informó Cabrera Ríos.

“Todavía son pocos miembros, pero conforme vaya avanzando se van a ir integrando más personas de la comunidad y lo que se pretende es que el desarrollo de la actividad turística sea un beneficio para la comunidad, que se queden en la localidad”, aseguró.

La especialista añadió que lo más importante es que la misma comunidad cuide y proteja el medio ambiente y transmita el conocimiento, para que los visitantes conozcan los servicios ambientales que presta la reserva de la biósfera y cómo todos nos beneficiamos de éstos.

Fuente: Universidad de Guadalajara
Información: Mariana González
Fotografías: Dánae Kótsiras

Author

FuenteUniversidad de Guadalajara
Artículo anteriorGuadalajara, entretejida con una historia musical
Artículo siguienteEdgar Treviño, lucha LGBT+ mediante el teatro en Vallarta
Ciudad Olinka
Medio informativo enfocado en difundir el legado cultural y artístico de las regiones de Jalisco.