"Puta vieja", Antonio Bonilla
“Puta vieja”, Antonio Bonilla
El parque estaba solo. Las lámparas sucias dejaban escapar luz nítida y las sombras se apoderaban de las plantas, las bancas y los árboles. Los troncos se elevaban más de tres metros y sus ramas formaban una coraza que impedía pasar el resplandor de la luna.

A lo lejos escuché el andar de un par de tacones. El sonido se acercaba rápidamente.

La esquina donde me encontraba parado me permitía correr a la acera de enfrente, pero dudé en hacerlo. ¿Qué buscas?, preguntó una mujer de unos 40 años, con falda de cuero ajustada a su regordeta figura y con escote tan pronunciado que sus pechos se me antojaron embutidos forrados de plástico.

Le dije que un taxi. El humo de nuestros cigarros formaba figuras en el aire, a la luz de las lámparas. Te ves de 22, eres un niño, dijo sin apartar la vista de mi entrepierna.

¿Has estado con alguna mujer?, preguntó, pues estoy aquí contigo, dije mientras daba paso a una bocanada de humo. Te pregunto que si has cogido con una, porque si no yo te puedo enseñar. Un escalofrío recorrió mi cuerpo. Enmudecí. No sabía que responder, o mejor dicho, como negarme a su propuesta carnal.

Eres lo único bueno que ha pasado por aquí, dijo. Pensé que ustedes se iban con quien tuviera dinero, eso no evita que uno
sepa reconocer a los de 22.

En aquel momento supe que no hablaba de edad. Lo siento, no le
vengo manejando ese número. Pues si no es por adelante seguro es por atrás, cobarde. Dio media vuelta y se alejó moviendo las caderas. La negrura se tragó su silueta pero no el eco sus tacones.

Dibujé una sonrisa en mi rostro y levanté el brazo a la altura del hombro, con el dedo índice extendido.

Artículo anteriorBuscan salvar el Río Tepatitlán
Artículo siguienteVampiritos de San Luis Soyatlán, tradición refrescante
Jonatan Gallardo Flores
Colaborador de Ciudad Olinka. Ha trabajado en medios como Radio UdeG Lagos de Moreno, La Jornada Jalisco y Radio UdeG Ocotlán.