"Nutriendo el caudal", Sebastian Moreno
“Nutriendo el caudal”, Sebastian Moreno

Por: Osvaldo Vázquez *


Existe en la Ciudad de México (CDMX) un amplio mosaico de lugares donde la práctica del exhibicionismo es tan común como las manifestaciones sobre el Paseo de Reforma, la mayoría de ellos abiertos al público en general.  Desde bares, saunas, departamentos privados, hasta baños públicos y el propio Metro son los que se pueden encontrar en la capital mexicana.

Al recorrer algunos de estos sitios se puede visualizar todo tipo de prácticas sexuales, perpetuadas por todo tipo de personas, de todas las edades, colores… y sabores.

Ernesto. Lo público

Es domingo por la noche en la capital del país. Los beats de la música electrónica suenan en alto volumen. Un chico corpulento intenta bailar sobre una barra mientras. Se despoja de sus  prendas. Con su miembro sexual al aire es observado por hombres que beben cervezas y cocteles.

Son apenas las 11 de la noche y el lugar está lleno. Sólo admiten el ingreso a hombres de todo tipo y edad; el objetivo de la mayoría es conseguir un rato de placer. Sexo sin compromiso.

Dos chicos sobresalen de entre los demás por sus atuendos. Llevan puesto un conjunto de cuero que deja su cuerpo desnudo casi en su totalidad. Están recargados en una de las tres barras con las que cuenta el lugar. De un momento a otro comienzan a besarse de una manera intensa.

Sin dejar nada a la imaginación, los dos sujetos comienzan a tener sexo. Se forma un círculo alrededor de ellos de hombres que los ven. Yo soy uno de ellos.

Mi curiosidad me gana ¿por qué hacen esto aquí si el bar cuenta con un cuarto oscuro (espacio que carece de luz y que es utilizado para tener sexo)?

Me siento cerca de la barra y uno de ellos llega a pedir una cerveza, pasa al lado mío y me sonríe. Lo saludo y me responde. Entonces cuestiono:

–¿No te da pena que alguien conocido te llegue a ver haciendo lo que acabas de hacer?
–No, este lugar es para eso.
–Pero hay un cuarto oscuro, ¿por qué no ahí?
–Porque me gusta que me vean.

"Fronteras vivientes", Sebastián Moreno
“Fronteras vivientes”, Sebastián Moreno

Ernesto Rivera es el nombre que utiliza para identificarse en el ambiente gay, tiene 24 años y trabaja en una tienda de ropa para caballeros. También practica el patinaje artístico.

Son las 2 de la tarde en la Zona Rosa de la CDMX y se presenta con un pantalón rojo y una playera gris que cubren la mayor parte de su cuerpo. Nos sentamos en un lugar donde venden helados.

“Fue a los 19 (años de edad), a mí me iniciaron en lo que se conoce como playa nudista”, relata sus inicios en el exhibicionismo estando de vacaciones con una pareja.

Ellos, con quienes mantiene una relación de trío, fueron los que lo introdujeron.

“Me causa mucho placer, de hecho me excita mucho que me vean, me excita demasiado”, comenta con un semblante coqueto.

Causar morbo en un lugar como el Tom’s Leather Bar es parte de su labor, es el motivo por el cual Ernesto y su acompañante tienen actividad sexual fuera del cuarto oscuro. El dueño les llama, sobre todo los días que el lugar no está tan concurrido. Los alquila para provocar. Una estrategia para acercar a más personas.

Los lugares a los que va por gusto tienen que contar con la iluminación suficiente para que los demás lo puedan ver. Los gestos que hace, darse cuenta quién y cómo lo ven es parte esencial de su práctica. No le gusta la oscuridad.

“La Casa de Reunión”, así se refiere Ernesto al hablar de un lugar que le gusta frecuentar. La dinámica ahí es que concretan citas y se reúnen entre 18 y 25 personas a tener sexo entre ellos. Tener exhibicionismo al por mayor. Los participantes llevan sus prendas y aditamentos favoritos para saciar sus deseos sexuales.

Chefs, empresarios y licenciados son algunos de los hombres que acuden; las edades oscilan entre los 22 y 37 años.

Van a quitarse las ropas, a dejar de lado lo que son a la luz del día, a mostrar esa parte de sus vidas que comparten con pocos.

–¿Y si alguien nuevo quiere entrar?– pregunto.
–Tenemos que consultar a todos los demás. ¿Sabes qué? Voy a llevar una persona nueva. Es un amigo, ya lo conozco de tanto tiempo”.
–¿Tienen algún ritual en especial?
–Sí, para iniciar se le pone a uno en el centro, a la persona nueva, a la que va a entrar a ese grupo. Se le hace una práctica que se llama “lluvia dorada” (es orinado por el resto del grupo) y así es como se inicia. Ese día solamente se dedica a ser el rol de pasivo, tiene que pasar por todos, por cada uno de los integrantes del grupo.

“Para entrar en este ambiente es tener una mente abierta, saber lo que quieres, y no enfrascarte. Es simplemente ir por placer, por gusto. No somos personas sin criterio, sino todo lo contrario”, enfatiza Ernesto Rivera.

Rulo. Lo virtual

En su avatar muestra unos calzones azules y se le marca su pene erecto. “No sigo personas sin avatar sexoso. Vivo en CDMX. Crossfitero”, dice su información de perfil en Twitter, donde tiene más de 9 mil seguidores.

La mayoría de sus tuits van orientados a interactuar con otros usuarios con los que se proponen encuentros o simple coqueteo. Sus fotos muestran partes de su cuerpo desnudo, en ropa interior que esta usando o mostrando su pene. Todo sin mostrar su rostro.

"Locker room joy", Sebastian Moreno
“Locker room joy”, Sebastian Moreno

A nuestro encuentro, en un centro comercial de Coyoacán, viene de traje y corbata, pues está en la hora de comida de su trabajo. Se presenta como Rulo Mendoza y aclara que es el nombre que usa dentro del ambiente. Su nombre real no lo quiere decir. Nació en Acapulco y es contador. Le gusta mantener su privacidad. Todo lo que hace en Twitter lo hace al margen de su vida personal, no lo mezcla con lo laboral ni con sus amigos heterosexuales.

“Es una mezcla de placer, de subir el ego. Obviamente la mayoría de los comentarios son muy buenos respecto a mi pene, respecto a mi cuerpo o respecto a escenas en donde estoy teniendo sexo con alguien. Entonces es una mezcla de placer, de interesarme en que hay personas que les gusta lo que estoy haciendo. De sentirme a gusto con lo que hago, y sentir que no hay nada malo en hacer lo que hago”, dice Rulo.

El primer acercamiento con el exhibicionismo fue en la secundaria, con cinco compañeros de clases, cuando en conjunto se masturbaron viéndose unos a otros. Es una experiencia que recuerda con morbo. Con su pareja, que comparte el gusto por exhibirse, fue con quien comenzó su actividad en Twitter.

“De hecho él también tiene su cuenta, le gusta comprarse mucho ropa interior y exhibirse, entonces digamos que fuimos caminado juntos por ese lado del exhibicionismo”, agrega.

Dentro de su vida amorosa, Rulo dice que su pareja y él agregaron a un tercero a su relación. “Mi pareja y yo somos muy abiertos en cuestión de que si él quiere salir, quiere conocer a alguien, quiere ir a algún lugar, no es algo que esté prohibido”, platica mientras come una ensalada y continúa. “La verdad no me desagradó la idea, pues fue como experimentar un cuerpo nuevo en una situación distinta y junto con mi pareja, entonces creo que fue una buena decisión. Hicimos una relación de tres”.

La privacidad es parte importante, pero ¿qué haría si algún familiar o alguien de su trabajo se llega a enterar de su práctica sexual?

Con un semblante de preocupación, Rulo dice que no se había puesto a pensar en la explicación que le daría a su mamá. “Con mi familia me daría un poquito de vergüenza. Llegaría a admitirlo. Con mi mamá no tendría explicación, me quedaría callado a escuchar lo que me tiene que decir. Yo creo es lo único que haría, no se me ocurre algo que le pueda decir o que pueda justificar lo que estoy haciendo”, añade.

Charly. Lo profesional

Ciudad de Monterrey. Son las tres de la mañana y el show anunciado para esa noche en un bar de la ciudad está clasificado “Sin censura”. El dj anuncia a los invitados: Charly Díaz y Danny Montero, estrellas mexicanas de la industria pornográfica gay.

Hay alrededor de 200 personas en el lugar. Una pantalla luminosa, un sillón negro, luces y humo son el escenario donde aparecen Charly y Dany vestidos con unas licras negras estilo short. Con una canción lenta de fondo comienzan a besarse y tocarse.

"La miel del martirio", Sebastian Moreno
“La miel del martirio”, Sebastian Moreno

Su atuendo no deja nada a la imaginación y comienza a notarse sus erecciones. Charly se quita su licra y queda desnudo, Dany comienza a realizarle sexo oral. Después le coloca un condón a Charly y, usando el sillón negro, los actores comienzan a tener sexo. Los celulares de los presentes comienzan a grabar el acto. Charly toma un celular de alguien del público y se graba de más cerca.

El show continua. Los hombres presentes se notan satisfechos. Charly y Dany concluyen un show mas sin fallas técnicas.

Los nervios pueden ser traicioneros en estas situaciones, Charly Díaz comenta que a veces recurre a tomar la pastilla azul. Es difícil la presión y mantener una erección delante de tanta gente.

La práctica hace al maestro y aquí no es la excepción, a Charly le ha pasado de todo: un vez en un show no pudo llegar a la excitación frente a 700 personas y lo vetaron del lugar. Pero hoy en día ya tiene la confianza necesaria.

Sus shows son variados, los realiza con otras estrellas porno o incluso con el público de los lugares a donde va.

“Me gusta la dualidad, me considero tímido, el personaje hace lo que la persona no se atreve a hacer, me libera”, comenta acerca de hacer shows sexuales en vivo y grabar películas porno.

“Un tipo muy normal y corriente que hace lo que le gusta”, se describe con esas palabras quien tiene 38 años y es originario de la Ciudad de México.

Charly Díaz es el nombre artístico que le da la oportunidad de hacer actividades en escenarios, cámaras y redes sociales. Además de la parte empresarial, produce y protagoniza películas de porno gay, da show sexuales en vivo y maneja una compañía de meseros exóticos y strippers.

"Desnudándote los deseos", Sebastian Moreno
“Desnudándote los deseos”, Sebastian Moreno

Ser veterinario era su sueño, sólo cursó tres semestres en al Universidad Autónoma de Metropolitana Xochimilco porque no se pudo familiarizar con la sangre. Varios negocios intentó, pero falló en la mayoría.

Tímido, no fuma y no le gusta andar de fiesta, pero irónicamente en la actualidad es socio de un antro, el Bar Botas, especializado en strippers para el público masculino. Tiene una productora de películas y es imagen de marcas de ropa interior, entre otras cosas.

Su primer acercamiento al porno fue de adolescente con la revista Boys & Toys. En 2008 acudió a un concurso de ropa interior en Estados Unidos y ahí, después en una charla, le ofrecieron ingresar al mundo del porno con la productora Titanmen.

Es en una librería donde veo a Charly y con otros dos compañeros graban un programa de opinión que se trasmite por internet. Narra ante las cámaras que tiene cuatro perros que son como sus hijos. Cuando le cuestionan si tendría un hijo dice que no.

“La religión es algo absurdo pero necesario”, comenta. Proviene de familia católica, la cual ha aceptado sus gustos y profesión. “Todo depende de cómo presentes y tomes lo que haces”, agrega. Ve a la sociedad mexicana como hipócrita y apendejada ante los problemas sociales de igualdad.

En cuanto a grabar películas porno, Charly platica que hoy prefiere el porno amateur al de productoras grandes. Él mismo cuenta con su página web charlydiaz.com, donde muestra su trabajo profesional dentro de la industria pornográfica. Pero es en su cuenta personal de Twitter donde comparte videos caseros. Tiene una dinámica para quienes lo leen. Cumple la fantasía de tener sexo con él a cambio de dejarse grabar y publicarlo.

¿Y alguien como él tiene fantasías sin cumplir? Charly dice que una de ellas es realizar un trío con un hombre y una mujer. Hacer porno dirigido a heterosexuales.

Charly no se considera una estrella: “Ese término no va conmigo, con lo que profeso. Me doy la libertad de escoger con quién estar frente a las cámaras”. Cuenta que a diario recibe un sin fin de invitaciones, de propuestas sexuales por medio de sus redes sociales.

"Próxima partida", Sebastian Moreno
“Próxima partida”, Sebastian Moreno

El exhibicionismo público es una práctica prohibida en el país. En la Ciudad de México los lugares especializados en encuentros sexuales entre personas del sexo masculino tienen sus permisos y reglas que deben cumplir. En cambio, el exhibicionismo que se realiza en lugares públicos como baños o la misma calle, sí es penado.

Ernesto y Rulo están conscientes de esta situación, saben que pueden realizar sus prácticas siempre y cuando no rompan las reglas.

“La sexualidad es es tan amplia que no vale la pena cerrarse, obviamente, si las quiere tener y si no quieres también se vale decir no. A mí no me va, se respeta, pero creo que vale la pena experimentarlo. Experimentar un beso negro es con lo que he llegado a convencer a chavos heterosexuales que quieren llegar a sentir algo distinto, algo nuevo y cuando lo conocen les llega a gustar”.

“Es el abanico de la sexualidad que a veces muchas personas dicen, yo conozco nada mas hago A y B, pero luego les muestras C, D y E, y no sabían que sí les gustaba eso. No sabían que se podía disfrutar. Hay hombres que ni siquiera saben que les gusta que les lamas los pezones, las axilas porque no quieren experimentarlo. Si vas mas allá, yo creo que puedes conocer tu cuerpo, a lo mejor lo vives conmigo y el día de mañana lo vives con alguien que ames y eso es más genial”, dice Rulo.

Díaz, por su lado, agrega que aconsejaría a aquellos que se quieren acercar al porno que lo piensen dos veces. Que siempre tengan la precaución de saber con quién se meten.

Los tres coinciden que lo más importante es siempre protegerse, usar condón. Vivir la sexualidad en plenitud pero con responsabilidad.

Ilustraciones (cc): Sebastian Moreno 
* Colaborador de Ciudad Olinka

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